Me dijeron que no podía tener hijos cuando cumplí los 22. Por aquel entonces no me planteaba ni de lejos la maternidad, ni siquiera era capaz de pensar en el amor. Solo existíamos yo y mi carrera de medicina, el MIR, la especialidad y todas las cosas que rondan por la cabeza de una futura médico. Todo eso se esfuma con cuatro palabras que te hacen bajar a la tierra y asumir las cosas que realmente importan en la vida: ‘no podrás ser madre’. 

El mundo se rompió bajo mis pies, dejé de escuchar, dejé de sentir, dejé de existir. Fueron unos segundos, un instante muy breve, un suspiro… Pero todo desapareció a mi alrededor dejándome sola, hundida en la nada, enterrada bajo el peso de esas cuatro palabras. 

Han pasado los años, quince para ser exactos y has llegado tú para demostrarme que no hay suficiente espacio en el mundo en el que poder meter todo el amor que tenemos para darnos. Todas las cosas que nos demostramos, todas las cosas que no nos decimos, todos los momentos rutinarios que nos hacen sentirnos tan queridas, tan únicos, tan especiales. 

Leyre llegó a mi casa cuando cumplí los 34, ella tenía dos años y era la niña más bonita que había visto en toda mi santa vida. No es porque sea su madre, es porque desde que sus ojos se cruzaron con los míos entendí lo que era el amor, lo que eran los flechazos, lo que es encontrar la persona que será tu compañera para el resto de tu vida.

Leyre no solo llenó mis vacíos, mis huecos, mis habitaciones inútiles. Leyre llenó a mi familia entera, es la favorita de su abuelo y los ojitos de su abuela. Es la ahijada perfecta, la prima querida, la sobrina ideal. Leyre es la hija que siempre quise tener, la única hija que ha venido al mundo para que yo sea su madre, estamos hechas la una para la otra y cada día que pasa le doy gracias al universo por no haberme dejado ser madre biológica, gracias a eso hoy está en mi vida. 

Es que qué fuerte es todo, ¿no creéis? Si yo hubiera podido quedarme embarazada hubiera ido a un banco de semen, me hubiera inseminado artificialmente y quién sabe qué hubiera sido de mí, quién sería ahora la persona que hubiera salido de mi vientre, pero no lo cambio, no la cambio. No cambio ni un poquito a mi Leyre por un hijo biológico al que no conozco. Me doy las gracias con todo mi corazón entero por haberme dado la determinación de adoptar, le doy las gracias al incondicional apoyo de mis padres, a la insistencia de mis hermanas, al sistema por haberme dado el mejor regalo de mi vida.

Son años de desesperanza, de sufrimiento, de espera, de pensar que nunca llegará el momento… Pero cuando llega… Joder. Es que no tengo palabras. Cada vez que recuerdo la primera vez que la vi, que la miré a los ojitos, que me abrazó, que me cogió la mano y caminamos juntas hasta el que ahora es y siempre será nuestro hogar…

Ahora está dormida, con sus siete preciosos años. No todos los días son perfectos, no todo es ideal, no todo son flores y arco iris, pero cada vez que entro a su habitación a darle el beso de buenas noches no puedo hacer otra cosa que pensar que tengo la mayor de las suertes, que soy la mejor madre del mundo para Leyre y que Leyre es la mejor hija para mí.

Adoptad, por favor os lo pido, si de verdad os lo estáis planteando, dad el paso, hacedlo, no penséis más. Empezad cuanto antes con el papeleo y la burocracia, armaos de paciencia y sabed que merecerá la pena. Que cada día será uno menos para el momento más feliz de vuestra vida. Hay tantos niños en el mundo faltos de cariño, faltos de hogar, faltos de padres que los quieran… Leyre es española,  Leyre vivía a escasos kilómetros de mí y no tenía a nadie que cuidara de ella, hasta que llegué yo. Y llegaría de nuevo cada día de mi vida.

Ahora estoy en proceso de adopción para una nueva integrante en la familia, Leyre me ha pedido una hermanita y quién soy yo para negarle agrandar la familia. No sé cómo nos irá, pero sí sé que pondré todo de mi parte para que seamos una familia feliz, que conseguiremos ser nosotras mismas con total libertad, que haremos hogar y que me sentiré afortunada y dichosa.

Adoptar ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida.

 

Anónimo

 

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