Estoy casada y tengo dos hijos. Mi marido y yo nos repartimos las tareas a partes iguales. Si el cocina, yo friego los cacharros; si él limpia el salón, yo hago el baño; si él pone la lavadora y la tiende, pues yo la recojo. Y con los niños igual; tenemos un bebé y por las noches nos turnamos para darle el biberón, una noche él, una noche yo.

Bueno, pues no sabéis la de veces que mis amigas me han dicho que qué suerte tengo de tener una pareja que me ayuda con la casa y se ocupa de nuestros hijos… Mi marido no es ni más ni menos que un adulto responsable y funcional que se ocupa de la crianza de sus hijos, si los vuestros no friegan ni su taza del desayuno y hacen lo mínimo con los niños, perdonadme que os diga, pero estáis casadas con personas que evaden sus responsabilidades.

Tengo amigas que están totalmente sobrepasada por la maternidad. Algunas de ellas, van desquiciadas por la vida, estresadas porque no tienen tiempo de nada. Las que sólo tienen un hijo, le dedican todo el tiempo posible a él, sus casas nunca están ordenadas, hacen lo mínimo para no morir comidos por el caos, pues prefieren usar su tiempo en atender al peque y jugar con él. Las mamás de dos, esas si que lo tienen complicado… la casa es un desastre, llena de juguetes por todos lados, y viven con la culpabilidad constante de no poder atender a sus hijos como de verdad quisieran. ¿Habéis escuchado alguna vez aquello de que el segundo hijo se cría solo? Pues en el caso de muchas de mis amigas es cierto: están tan volcadas en su hijo mayor para que no coja envidia del pequeño, que, al otro hijo, sobre todo cuando es bebé, le dedican lo mínimo: cambiar el pañal, alimentarlo y que duerma el máximo de horas posible, así tendrán más tiempo para ocuparse de la casa y, sobre todo, del hijo mayor.

Yo lo tengo claro, esto pasa porque están casadas con hombres egoístas que no quieren saber nada de dividirse el trabajo a partes iguales y se ocupan ellas de casi todo. He observado a los maridos y novios de mis amigas y he comprendido eso de que me tienen envidia porque mi marido sí que hace cosas en casa. Yo los he dividido en cuatro arquetipos, vamos a descubrirlos:

El que solo juega a la Play

 Novio gamer, un señor de 35 años que parece que tiene 16. Eterno novio, nunca será tu marido porque huye de todo tipo de responsabilidades. Los ratos libres que tiene, se pondrá con la Play o con el ordenador. No esperes que se dedique a limpiar la casa, ha quedado con sus amigos para jugar online y eso es mucho más importante. Esto está muy bien cuando no tienes hijos, pero cuando el gamer se convierte en papá y pretende seguir jugando las mismas horas que antes a la consola, empezarán los problemas. A veces parecerás más su madre que su pareja.

El que aún vive en el siglo pasado

Típico machirulo que aún piensa que el hombre debe trabajar fuera de casa y traer el dinero, y que la mujer debe encargarse de los niños y de las tareas domésticas. El problema es que la mujer del Siglo XXI trabaja fuera de casa, algo que a este espécimen no termina de gustarle. Él llega de trabajar y como mucho, se pone a jugar con los niños un rato mientras su mujer hace la cena. Pero ella llega al hogar, después de su jornada laboral, y tiene que preocuparse de que la casa esté impoluta y los niños atendidos. Lo más sorprendente de todo es que este prototipo de marido es el más común entre mis amigas. Lo siento, pero en mi cabeza no entra que un chaval de menos de 40 años pueda tener una mentalidad tan retrógrada.

El que lo hace mal a propósito para no hacerlo más

Salió de casa de su madre, donde se lo hacían todo, para irse a vivir con su pareja, y ha tenido que aprender hasta a freírse un huevo. Él lo intenta, pero nunca le salen bien las cosas: pone una lavadora y mezcla blanco con color; friega el suelo del la casa y le echa lejía en vez de el producto especial para parquet. Y cuando se encarga de los niños es de todo menos resolutivo: no sabe donde hay nada, donde están los pañales, donde está la ropa, no sabe cuantos cazos de leche de formula hay que echarle al biberón… le pregunta tantas veces a la mujer que al final ella deja de hacer lo que estaba haciendo para ocuparse de los niños. Sin duda es el más listo, con su apariencia de inútil se va librando de sus responsabilidades.

El que sólo hace lo que le dice su mujer

Este quizás sea el menos malo de todos; ayuda en casa, pero hace exclusivamente lo que le deja indicado su mujer. Si le dice que tienda la lavadora y friegue los platos, hará eso, no le pidas que salga de él pasar el polvo o preparar las mochilas de los niños para el cole, si no se lo pides, no lo hará.

 

Ahora, cuando alguna amiga me dice la suerte que tengo con mi marido, siempre le digo lo mismo: “¡Pues haber elegido mejor!”. Que sí, que hay muchos que son un amor y cuando tienes hijos cambian, pero hay otros que no hacían ni el huevo antes de ser padres, pues esos no van a empezar a ser el padre y marido perfecto cuando llegue su churumbel.

Solo os diré una cosa: la comunicación y el respeto mutuo son esenciales en cualquier relación, y la igualdad en las responsabilidades puede contribuir en gran medida a la felicidad y estabilidad de una pareja. Por eso yo, que tengo dos niños, no voy desquiciada por la vida, porque el otro progenitor hace lo que tiene que hacer. Así que… ¡Elige bien!