No quiero entrar en discusiones políticas ni ideológicas, solo vengo a compartir una realidad con la que me estoy encontrando a día de hoy. Necesito una persona que se encargue de mi madre. Soy hijo único, trabajo de sol a sol, tengo tres hijos y hago lo que puedo. Mi madre tiene una buena pensión, que reinvierto en sus cuidados. Si necesita un extra, mi mujer y yo lo asumimos.

No quiero una residencia. Quizá te parezca una tontería, pero he visto a mi exsuegra consumirse en una residencia y yo, en mi fuero interno, siempre me negué a ver a mi madre ingresada en uno de esos centros. Aunque estoy seguro de que hay gente honrada trabajando con ancianos, mi experiencia ha sido bastante negativa y considero que mi madre estará mejor en casa. Es octogenaria, tiene movilidad reducida y padece de alzhéimer desde hace 14 años; de esta manera, es una persona totalmente dependiente. La visito prácticamente cada día, incluso 3 o 4 ocasiones a la semana la acompaño a dormir, pero no puedo estar con ella las 24 horas que precisa compañía.

He pedido ayuda. Auxilio. Socorro. Ofrezco un buen sueldo, techo y comida; contrato, con cotización a la Seguridad Social derecho a baja, vacaciones y, llegado al caso, a paro. ¿Te puedes creer que no encuentro a nadie? Nadie parece interesado en aceptar las condiciones que propongo, siendo bastante superiores a las mínimas.

Excusas y anécdotas por doquier

Una de las principales razones por las que los trabajadores a los que he entrevistado rechazan la oportunidad de cuidar a mi madre bajo un contrato legal es la preferencia por las ayudas gubernamentales. Muchos consideran que es más beneficioso recibir subsidios y ‘ayuditas’ del gobierno sin tener que asumir las responsabilidades que implica un empleo formal. Cuidar a una anciana es un trabajo duro, estoy de acuerdo, por ello pago en consonancia; pero, desgraciadamente, no puedo competir con “no hacer nada” y cobrar por ello.

De esta manera, te sugieren cobrar “en negro”, fomentando la economía sumergida y evitando retenciones. Al margen de la cotización, sé que puede resultar atractivo cobrar el sueldo bruto como neto, pero me coloca en una situación difícil, ya que no puedo permitirme arriesgar la estabilidad financiera y legal de mi madre y de nuestra familia. Además, le ocurre algo a esa persona en el trabajo y ¿cómo lo justifico?

También he sufrido ‘ghosting’. Esto implica que te crees que has encontrado al empleado ideal porque te dice que “sí a todo” y luego no se presenta, dejándome con el culo al aire. O quien se pasa el contrato por el arco del triunfo y no cumple las peticiones estipuladas: la acuesta a deshoras para su propio descanso y la emboba frente a la tele en sus horas de paseo.

Tuvimos una jovencita auxiliar que traía a su familia a comer de nuestra nevera. En más de una ocasión, dejaron a mi madre sin yogures o fruta para la merienda. Y nos han robado, excusándose en que “la señora está enferma y no sabe dónde pone las cosas”. Curiosamente, mi madre -la que apenas se mueve sin ayuda-, pierde joyas y figuras de colección.

Seguimos buscando

Me encuentro en una encrucijada, sin saber qué hacer para encontrar a alguien que pueda brindar el cuidado adecuado a mi madre sin tener que recurrir a soluciones poco éticas o inseguras. De momento, para superar el verano, me tenido que tragarme el orgullo y apuntarla en un centro de día, a la que la llevo y la traigo cada día a casa. A casa, con mi mujer y mis tres hijos. De esta, mi mujer me pide el divorcio.