No os vais a creer lo que me pasó ayer por la tarde con mi cita Tinder. 

Llevo varias semanas hablando con un chico que la verdad bastante bien todo, los dos tenemos claro que principalmente lo que buscamos es sexo, pero no solo eso. ¿Queremos follar? Sí. ¿Nos podemos caer bien y si surgen más cosas no nos vamos a cerrar en banda? Pues también. 

Después de comprobar que no era ningún psicópata me lancé a quedar ayer con él por Madrid para tomar una cerveza.

Ayer, Madrid, agosto, por la tarde, peso más de 100kg, sudo.

Sudo mucho y si me siento en una silla de plástico al sol… pues piscina se avecina amigas. Me he hecho mayor y ya no lloro cuando me pasa, pero tampoco os negaré que algo de apuro me da. 

Cuando me pongo de pie que nos íbamos a ir ya a dar un paseo me encuentro con que mis pantalones celestes del shein están empapados y parece que me he hecho pis. 

Él finge que no ve nada, yo evidentemente no lo menciono, comenzamos a caminar hasta que ‘casualmente’ acabamos en su portal y me dice ‘por cierto, vivo aquí arriba, tengo aire acondicionado y estamos ya en la hora barata, ¿subimos?’

¿Sexo, aire acondicionado y chico ahorrador? Sí, quiero. 

Nada más entrar en el ascensor me lanzo y le como toda la boca porque tenía muchísimas ganas, aquello tarda medio segundo en calentarse y ya somos cuatro manos y dos bocas que les falta carne para agarrar, chupar y morder. 

Entramos a su piso, enciende el aire, me empotra contra la primera pared que hay y me susurra al oído ‘llevo cachondo desde que te has mojado hasta los pantalones solo con hablar conmigo’. 

En mi cabeza resonó un ‘¿quién se lo dice?’

Entre risas y gemidos le dije que no estaba cachonda, que era sudor y me dijo ‘pues me pone más todavía’. 

???

No lo juzguéis, sería la magia del momento. El chico es majo, os lo digo de verdad.

El caso es que sudada, cachonda y con aire acondicionado eché el mejor polvo del verano.

 

Anónimo

 

Envía tus cosillas a [email protected]