La primera vez que escuché esa frase no vino de mi madre ni de mi mejor amiga. Tampoco se trataba de nadie conocido. Qué va. Fue una cuenta de Instagram con candado que me seguía desde hacía tiempo. Veía todos mis stories, pero nunca daba a me gusta ni comentaba. Nuestra primera interacción fue cuando subí una foto en bikini y me escribió un mensaje demoledor:

“Deberías adelgazar, te lo digo por salud.”

Una frase de siete palabras que a priori parece preocupación, pero desprende una mezquindad inconmensurable. Lo peor es que en ese momento me la creí. No entendí el trasfondo que ocultaba ni la gordofobia de ese perfil anónimo.

Pasó el tiempo y conocí WeLoversize y otras cuentas feministas que abogan por el bodypositive. Mi autoestima creció y yo me sentía feliz. Empecé a cuidarme mentalmente y mi cuerpo cambió.

“No deberías obsesionarte, te lo digo por salud.”

Otra vez la salud era sacada a la palestra. Lo irónico es que estas personas que parecían tan preocupadas por mi no tenían ni idea del porqué de mis fluctuaciones de peso. No conocían los kilos que marcaba la báscula y tampoco mi Índice de Masa Corporal (que por otro lado me parece un dato sesgado e inútil, pero bueno). No sabían nada sobre mi estado psicológico, sobre mis hábitos alimenticios ni sobre mi vida. No tenían acceso a mis analíticas, que siempre han sido perfectas, y tampoco me habían visto nadando en la piscina de mi barrio, subiendo las escaleras de mi edificio o haciendo senderismo dos veces al mes. Sin embargo, presuponían que antes era sedentaria y que me alimentaba a base de Big Macs, y que ahora sólo comía lechuga y me pasaba el día en el gimnasio.

Mi salud se la suda, lo que quieren es mirarme por encima del hombro. Para ellos “gorda” es un insulto y lo escupen con intención de hacer daño. Si no es por el peso, criticaran por otra cosa. Lo que quieren es juzgarte y hundirte para sentirse ellos superiores.

Quién me dice las cosas por mi salud y por mi bienestar es mi familia, mis amigos cercanos y mi médico de cabecera. Nadie más. Y ellos que tanto me quieren me dicen lo que me tienen que decir cuando tienen que decirlo y con todo el amor del mundo. Ahí está la diferencia, en el tacto. Curiosamente nadie de mi entorno me ha dicho “adelgaza por salud” porque saben perfectamente cómo soy y los motivos que me llevaron a coger peso. En todo caso me ayudaron a mejorar de mi ansiedad, que era lo que me provocaba atracones.

Soltar un consejo vacío y superficial sin conocer la historia de la persona es egoísta y cruel. Anónimos de Internet que sentís la necesidad de ir dando consejos sintiéndoos pseudonutricionistas, sois personas de mierda. Id a un psicólogo, os lo digo por salud.

 

Redacción WLS