Desde pequeñ@s, aprendemos a asociar la comida con las emociones. Puede que cuando ibas a parvulario premiaran tu comportamiento con una chocolatina y te castigaran cenando espinacas. Más tarde, en la adolescencia aprendiste a hacer fiestas de pijama en las que la nutella era una amiga más.

Al poco, tu pareja te dejó, y ahogaste la pena con un helado. En tu vida adulta celebraste un ascenso laboral con un buen vino, y afrontaste un despido con una bolsa de patatas fritas. También has celebrado muchos cumpleaños con un gran pastel.

Y tu última celebración, aunque no la vayas a vivir, también estará llena de comida. Sobre todo si vives en Estados Unidos, donde es común llevar a cabo un catering después de los funerales.

Como ves, la comida ocupa un gran lugar en nuestras vidas. Pero curiosamente, no siempre nos llena.

Y es que no todo el hambre es fisiológico. Las personas, sobre todo en las sociedades más occidentalizadas, somos expertas en el hambre emocional.

Lo sé, no estoy diciendo nada nuevo. De hecho, hay cientos de libros que hablan sobre el hambre emocional. Pero sí que me gustaría añadir algo que muy pocos expresan: El hambre emocional es bueno. Sólo debes aprender a escucharlo.

¿Qué por qué es bueno? Porque nos dice muchas cosas. Generalmente nos habla de necesidades no satisfechas. Tranqui, que lo voy a explicar todo…

…¡PERO ANTES! Será necesario que aprendas a detectar este tipo de hambre y a diferenciarlo de cuando tienes hambre “de verdad”.

El hambre que no se irá por muchas hamburguesas de McDonald’s que comas es el que empieza de manera repentina. Pasas de 0 hambre a 10. Normalmente apetece un tipo de alimento en específico, y nada más sirve para ti. Además, se hace imposible posponerlo, teniendo que saciar las ganas de comer de forma instantánea.

De acuerdo, ahora ya has aprendido a detectar el tipo de hambre al que me estoy refiriendo. Veamos a continuación, qué es lo que puede estar indicándote:

  • Puede que tengas Hambre de Ti: De estar contigo mism@, en plena presencia en el momento presente. De responderte a las preguntas ¿Cómo estoy? o ¿Qué necesito? Este hambre no se irá con cookies de chocolate, se irá haciendo actividades simplemente por experimentar placer, siendo tu mism@, siendo coherente con tus propios valores y deseos.
  • Puede que tengas Hambre de Cuerpo: De dormir, de descansar, de hacer deporte, de sexo, de salud, entre otros. De responderte a la pregunta ¿Qué necesita mi cuerpo? Ningún frappuccino acabará con este hambre. Escucha lo que tu cuerpo necesita en este preciso momento y dáselo.
  • Puede que tengas Hambre de Placer: En una sociedad estresada, a veces la comida se convierte en la única fuente de placer. Busca otras fuentes para ti. A veces puedes tener necesidad de placer sensorial (aromas, texturas, sonidos…) o puedes tener necesidad de belleza y contemplar el mar pueda ser una solución.  No, esa pizza no lo cubrirá. Este hambre sólo se irá si realizas actividades simplemente por el hecho de sentir placer.
  • Puede que tengas Hambre de Amor y Afecto: De contacto físico e intimidad afectiva, de apoyo, comprensión o reconocimiento. El helado tampoco te llenará. La única forma de nutrir este hambre es que busques tu propio refugio en el que sentirte querid@.
  • Puede que tengas Hambre de Seguridad: De sentirte segur@ física y emocionalmente. De saber que tienes un sustento, una casa y comida para alimentarte. De sentir que no tienes carencias. Además, puede que también tengas hambre de planificación, organización y/o estabilidad. Ese trozo de queso no es la solución que acabará con este hambre. Para llenarte, lo que necesitarás es trazar un plan para intentar cubrir todo aquéllo de lo que consideras que careces. También te servirá agradecer y valorar lo que ya tienes.
  • Puede que tengas Hambre de Pertenencia: De sentirte conectad@ a un grupo o una comunidad. Por más que te acabes ese bocadillo de jamón no vas a cubrir esta necesidad. Este tipo de hambre sólo se nutre cuando miramos hacia el exterior. Cuando encontramos la manera de aportar a los demás lo mejor de nosotr@s. Hacer voluntariado es una buena opción, por ejemplo.
  • Puede que tengas Hambre de Crecimiento: De aprender cosas nuevas, de mejorar en tus aficiones, de creatividad o de retos. Ningún cheesecake acabará con este hambre. A no ser que …¡te apetezca aprender a hacer uno por primera vez y lo intentes!
  • Puede que tengas Hambre de Sentido de Vida: Este hambre te indica que aún no has encontrado tu propósito en la vida. Puede que necesites encontrar tus propios valores para que te guíen en tus decisiones. Este hambre no se irá con un brownie, se irá cuando empieces a elaborar un Proyecto de Vida.

Así pues, identifica tu hambre, acepta tus necesidades y busca la manera de nutrirte. No te preocupes, si tienes ese hambre, es porque tienes la capacidad de satisfacerlo.

Ariana Sabaté

Psicóloga y Directora de CuerPositivaMente