No me presenta a sus padres porque le avergüenza mi forma de comer

 

Estoy enamorada.

No estoy tonteando, ni dejándome llevar, ni encoñada. Nada de eso. Estoy enamorada hasta las trancas de un chico que también está enamorado de mí.

Y estoy feliz en esta relación como no lo he estado jamás en la vida. Lo digo toda llena de razón porque tengo 45 años y un montón de fracasos amorosos a la espalda que le dan más valor, si cabe, al bien que me hace este hombre.

Si es que estamos genial. Tanto que, después de algo más de dos años, decidimos dar un paso más y conocer a nuestras respectivas familias.

Nos costaba lanzarnos porque ambos tenemos hijos relativamente pequeños y no queríamos marearlos.

Una vez que mis hijos le conocieron y que la suya me conoció a mí, sin que el mundo se acabase por el camino, no tardé en sentir que igual también era el momento de que conociera a mis padres.

Se lo comenté y él se mostró encantado. Por lo que pronto ya no quedó nadie que me importara sin estar al tanto de que tengo una relación y de que vamos muy en serio.

Sin embargo, aunque le dije abiertamente que cuando quisiera podíamos hacer lo mismo con los suyos… el momento nunca llegó.

Y, francamente, el tema me preocupaba un poco.

Así que traté de indagar si su reticencia era cuestión de que no se llevaran muy allá, por ejemplo. Me planteé también que quizá estuviesen muy unidos a su ex y tuviera miedo de que me rechazaran, que no quisieran conocerme o yo qué sé.

Al final debió sentirse presionado y terminó por confesar el motivo:

No me presenta a sus padres porque le avergüenza mi forma de comer.

¿Cómo se encaja eso? Yo muy mal, desde luego.

De hecho, no le permití darme más explicaciones. Cogí mis cosas, mi mala educación a la mesa y me marché a mi casa.

 

No me presenta a sus padres porque le avergüenza mi forma de comer

 

Al día siguiente, ya un poco más serena, le dejé que se explicara.

Resulta que no es que sea una cerda comiendo ni que haga ruidos o mastique con la boca abierta. No. El problema (no para él, me dijo, sino para sus padres) es que como con el cuchillo.

Sé usar los cubiertos, el tenedor y la cuchara no tienen secretos para mí. Lo que pasa, es que a veces y según con qué tipo de comida, me llevo lo que sea a la boca directamente pinchado en el cuchillo.

No me había dado cuenta hasta que me lo dijo, pero es verdad. Aunque creo que solo lo hago en casa o en confianza. Estoy casi segura de que no como con el cuchillo cuando estoy en un restaurante. Creo. Ya no lo sé.

Solo sé que ahora tengo una inseguridad nueva y que me da mogollón de miedo conocer a sus padres. Porque, por lo que me ha informado, son un pelín clasistas. Y el simple hecho de ver a la pareja de su hijo llevándose un trozo de filete a la boca con el cuchillo, podría hacer que a su padre se le ocurriera empezar a llamarme por un mote y que su madre se llevara las manos a la cabeza y deseara no coincidir comiendo conmigo y alguna de sus amistades. No vaya a ser que tenga que irse del país.

 

Anónimo

 

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