Desde que he aprendido a poner mis límites, resulta que soy arrogante ¡Qué casualidad!

Como otros tantos privilegios, parece ser que el derecho de defender tus propios intereses y tus límites es un privilegio único e intransferible de los seres humanos con cuerpos normativos.

Porque claro nenas, si tienes sobrepeso, eres la última mierda de la sociedad y tendrás que aguantar que te traten como tal. ¡Ya está bien coño! ¡Ya está bien!

Esta sociedad de cacafutti considera que hay ciertas personas que no merecen ningún tipo de respeto porque no las consideran válidas. Y yo, como mujer gorda que soy, pertenezco a uno de esos colectivos con poquitos privilegios a los que, en muchas ocasiones, nos tratan como escoria.

¿Qué ha cambiado? Pues mira nena, con el paso de los años he trabajado en salir de ese agujero, y ahora, además de ser gorda, llevo la cabeza bien alta y exijo para mí los mismos privilegios y derechos que tiene el resto de la sociedad.

Y te voy a contar una cosa: ahora la gente dice que soy arrogante ¿Pero sabes qué? Simplemente me valoro y estoy haciendo uso de los mismos derechos que ellos tienen. Pero claro, no les gusta una mierda. Y no les gusta, porque es muy cómodo y chachi pertenecer al grupo exclusivo de personas válidas de esta sociedad.

Desde que soy arrogante, me he dado cuenta de varias cosas:

· Muchas personas te hacen sentir culpable por marcar tus límites y tener el mismo tipo de comportamiento que ellos tienen.

Las personas con muy baja autoestima, tenemos ciertos patrones de comportamiento: evitamos el conflicto, queremos siempre agradar a los demás, bajamos la cabeza y comemos mucha mierda con el único fin de que nos den unas migajas de aprobación.

¿Qué pasa? En el camino que te lleva a valorarte y respetarte, en algún momento empiezas a exponer tu opinión como el resto de personas. De repente propones planes que te apetece hacer en vez de dejar que siempre decida otra persona. Y sin darte cuenta, ya no dejas que se hagan comentarios a tu costa, o se utilice tu persona para el beneficio de otro.

Y esa manera de actuar, amigas mías, se llama arrogancia ¿Por qué? Porque yo soy gorda y no tengo el derecho a expresarme ni respetarme a mí misma.

· Otras personas aplauden que te valores, pero te recomiendan “ser más flexible” y volver a la posición de sumisión con la que ellos se sentían cómodos.

Esto me hace mucha gracia y es que los falsos aliados, son tan gordofobos como el resto de personas que te hagan sentir culpable por valorarte.
De nada me sirve que apruebes mi crecimiento personal si luego vas a recomendarme que me comporte cuando no me valoraba una mierda.

· Es normal sentirse incomprendida.

Si has pasado muchos años de tu vida sintiéndote inferior a tu círculo social o a tu familia, probablemente ese mismo círculo sea culpable de tu falta de salud mental. En el momento en el que esa salud mental mejore, es normal que empieces a sentirte incomprendida e incluso que te hagan sentirte culpable.

Es importante construir la autoestima pero más importante es aún, rodearte de personas que te permitan seguir creciendo y te den la mano de manera honesta y desinteresada.

Y si para ello debemos ser arrogantes, seamos las mayores zorras de la galaxia.

M.Arbinaga