A lo largo del día, son muchos los pensamientos que se nos pueden cruzar por nuestra querida mente, algunos sobre lo que estás haciendo, lo que te gustaría hacer, sobre cómo te sientes, o las ganas que tienes de que algo ocurra.

Nuestro cerebro no para ni un segundo, está constantemente apabullándote con más y más información, hay veces que parece que ese flujo se calma un poco pero hay otras que te puede llegar a invadir por completo.

Incluso cuando estas durmiendo, tu cabeza sigue funcionando sin descanso.

Tú llorando porque tu cerebro no se calla

Hasta aquí entendemos que todo es correcto y además es signo de buena salud mental, pero en ocasiones, esta percepción puede cambiar.

Hay veces, que nuestros pensamientos pueden convertirse sin que nos demos cuenta en nuestros peores enemigos, y llegamos a vivirlos con malestar o angustia.

Alguna vez te ha pasado que, vas por la calle y ves un grupo de gente y al pasar a su lado se han reído y tu mente de una forma automática ha generado un pensamiento del tipo “seguro que se están riendo de ti”.

O si estas en la oficina y tu jefe te contesta un poco mas borde de lo normal, en seguida piensas “está claro que está enfadado conmigo porque no hago bien mi trabajo”

U otro muy frecuente, hay veces que estamos en el metro y por un segundo nuestro cerebro piensa “¿Qué pasaría si empujara a alguien o si alguien me empujara? O si estamos al borde de un precipicio pensar “¿Qué pasaría si salto?”

Pues bien, aunque parezca una locura, estos pensamientos son absolutamente normales, y se conocen con el nombre de pensamientos AUTOMÁTICOS, los cuales muchas veces tal cual aparecen se van.

Pero ¿Qué pasa cuando les doy un valor que no tienen?

Es aquí donde aparece el problema. Cuando pasó por un grupo de gente que se está riendo y me salta el pensamiento de “seguro que se están riendo de mí”, tengo dos opciones:

  • Pensar, menuda tontería y seguir a lo tuyo
  • Pensar que, realmente esa gente se ríe de ti, por tu ropa, pelo, forma de andar, físico, etc. Y es aquí cuando tenemos el problema porque le estamos dando valor a un pensamiento que se basa en algo que no es real.

Cuando acepto que esos pensamientos son verdad, y actuó en base a ellos, estoy pensando de una forma distorsionada, y pensamientos se llaman “distorsiones cognitivas”.

¿Esto qué quiere decir? Básicamente que tu cerebro está generando pensamientos, y que tú de forma distorsionada los estas aceptando como verdad absoluta, y muchas veces las cosas que pensamos no son verdad.

Existen muchos tipos de distorsiones, y es importante conocerlas para así poder identificarlas y así poder trabajar en ellas.

Algunos ejemplos de distorsiones son:

  1. ABSTRACCIÓN SELECTIVA: o visión túnel. Tendencia a ver únicamente un elemento de la situación (negativo), excluyendo el resto. Se resalta un detalle negativo, quedando toda la situación teñida por este detalle, ignorando todo el contexto general. Ejemplo: “Soy lo peor, hoy he llegado tarde al trabajo”, “Seguro que fracaso, se me ha olvidado el bolígrafo de la suerte”.
  2. SOBREGENERALIZACIÓN: se produce una conclusión generalizada a partir de un hecho simple o un solo elemento negativo. No es una cosa que ha salido mal, es todo. Los “siempre”, “nunca”… Ejemplo: “Se me ha quemado la comida, nunca sabré hacer nada correctamente”, “No me han avisado para la reunión de trabajo, seguro que tampoco quieren quedar para ir al cine”.
  3. MAXIMIZACIÓN Y MINIMIZACIÓN: tendencia a exagerar las cualidades y logros ajenos, y os defectos propios, y a minimizar las cualidades propias y los defectos ajenos. MAXIMIZACIÓN: Ejemplo: “He fallado el penalti decisivo, se acabó mi carrera deportiva.” o “No le ha gustado el regalo sorpresa, seguro que me deja”. MINIMIZACIÓN: “Ejemplo: “Me ha dado un beso de buenas noches pero podría haberme dado más”, “me han llamado tres veces para salir pero podrían haberme llamado más veces”, “Solo me ha regalado una flor, no me quiere”.
  4. PERSONALIZACIÓN: tendencia a relacionar todo lo que ocurre en el ambiente con uno mismo. Todo lo que ocurre está relacionado con nosotros o es culpa nuestra. Ejemplo: “Pepe y Manuel se están riendo, seguro que es de mi” “Paso al lado de un grupo de gente que no conozco y me miran, están pensando que como puedo ir así vestido”

Aunque la lista de distorsiones es más larga, estas suelen ser de las más frecuentes, y seguro que ahora que las estás leyendo, descubrirás que en algún momento puede que hayas pensado de una forma “distorsionada”.

Esto es algo que nos pasa a todos, y no hay ningún problema, siempre y cuando no te afecte ni te haga sentirte mal contigo mismo.  O si sientes tus pensamientos descontrolados, es momento de acudir a un psicólogo para poder trabajar en ello.

Las distorsiones cognitivas se pueden trabajar sin ningún problema, simplemente es entender cuando se producen y por qué, darnos cuenta de que pensamientos estamos dando como válidos cuando no lo son, y como contrarrestarlos.

También hay periodos de la vida donde factores como el estrés, baja autoestima, inseguridades, etc. hacen que estos se acentúen un poco más.

Lo más importante es entender que estos pensamientos son frecuentes y normales, todos los tenemos y no quiere decir que tengamos alguna enfermedad mental, pero que si se descontrolan y nos producen malestar hay que trabajarlos, porque si no pueden ir a más.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja

correo: [email protected]   instagram: @aidavallesconsulta_