Te comería toda entera 

Hablarte. Susurrarte. Besarte. Lamerte. Morderte. 

Todas estas cosas, así, en este orden. Pero sobre todo, morderte y que me muerdas. Si el sexo es diversión, a mí no hay cosa que me haga disfrutar más que recorrer con mi boca todo tu cuerpo, explorar cada uno de tus recodos para detenerme en uno de tus fragmentos y allí, hundir muy suavemente mis dientes en tu piel. Justo en ese preciso instante, sentir tu respiración entrecortada dejando salir al exterior un eco de voz acompañada de un gemido de dolor revestido de placer.

La odaxelagnia, el gusto por morder y ser mordido, la tendencia tentempié del universo erótico. Un acto reflejo, casi instintivo, una agresión cargada de ternura, todo un manifiesto de mis intenciones de comerte cada vez que te encuentro bajo mis sábanas. Y sí, también de ser devorada por ti.

Ser tu postre preferido después de una cena romántica, o ser tu tostada en el sexo de la mañana. Totalmente expuesta a tu demanda buffet. El roce de tu lengua despertando cada una de mis células hasta que detienes tu recorrido en donde solo tú has elegido parar a comer. Cada uno de esos surcos son únicos, pues ninguno es igual que el anterior. Eso quizás sea lo que más me gusta de la experiencia. Las dulces marcas que vas dejando en tu itinerario por mi ser. El sabor de las endorfinas de esa liberación de aflicción. La morfina natural preparada en fórmula de analgésico sin receta médica. Estas sustancias segregadas desde nuestro cerebro recorren todo nuestro sistema.

Sé que no hemos inventado nada nuevo. Apéndices de milenarias técnicas se recogen en el libro de la sexualidad más antiguo del mundo, el Kama-Sutra. Su clasificación depende del dibujo de la muesca en la forma de los dientes, el espacio que ocupa la hendidura o el lugar donde sucede el delito. Entre ellos, se encuentra el mordisco de punto, el más delicado, ofrecido a un trocito muy pequeño de la piel o la línea de joyas configurada por cada uno de los dientes entallados.

Otros mordiscos recopilados en el texto hinduista son la nube quebrada, que es aquel que se da en el pecho del amante, una de las partes más sensibles de nuestro organismo o el mordisco escondido, el más misterioso, que dirige el impulso hacia el interior del labio inferior. Sin duda, estos dos últimos son mis preferidos.

Pero todo esto creo que tú ya lo sabes. Sírvete las veces que quieras.

@punto_en_becca