Que me hago mayor es un hecho. Ahora prefiero los vermuts del domingo a las 12 de la mañana a las fiestas de after. Las bragas de algodón y no los encajes del Primark. Las cenas ligeras y no las digestiones pesadas.

Soy una señora, vaya.

Y lo que me requeteconfirmó lo buena señora que soy, fue la ilusión que me hizo recibir como regalo de cumpleaños UNA MANTA ELÉCTRICA.

Yo siempre veía a mi abuela muy feliz con ella, pero nunca pensé que necesitaba una hasta que empecé a usarla.

Me imagino que si vives en uno de esos pisos unicornio con calefacción central tropical o si vives en Canarias, esto no te hace falta. Pero si vives en Madrid como yo, o en Pontevedra, o en Barcelona, y tener la calefacción todo el día para poder meterte en la cama calentita te sale por un pico, ESTO TE INTERESA.

Porque ese es el truco. Nosotros ya no ponemos la calefacción por la tarde noche. Dejamos una estufilla en el salón que es donde hacemos vida, y la habitación helada tal cual. Pero 10 o 15 minutos antes de irnos a dormir encendemos la mantita eléctrica que tenemos colocada bajo la sábana. Y cuando está la casa helada, hace -3 grados fuera, pero tu cama está calentita y te deslizas entre las sábanas…

ORGASMO LOCOOOO

No puedo definirlo de otra manera. Es un maldito orgasmo sensorial. Es que a veces gimo y todo, ¿eh?

Nunca pensé que el mejor regalo que me podían hacer era una manta eléctrica… ¿soy ya una señora?

¡Ojo a los tamaños! ¡Tiene que encajar con tu cama! Y ya me contarás, luego no podrás vivir sin ella.

 

Esta es la mía. La tienes en Amazon por unos 20€