¿Sabéis lo tóxica que es la relación de las mujeres con la báscula?

Depositamos en ella nuestra autoestima (que bien, he bajado dos kilos), nuestra rabia (he engordado 3 kilos estas navidades), nuestra desesperación (¿qué puedo hacer para bajar 10 kilos?). Basta ya, de verdad. Mujeres del mundo, no compréis más básculas, quemad la que ya tenéis por casa, y no viváis esclavas de ellas.

Tu peso no condiciona tu vida, no debería ser una excusa para matarte de hambre, ni algo de lo que avergonzarte. Si quieres hacer ejercicio por salud, adelante, si te apetece tonificar, adelante, si quieres empezar un nuevo deporte porque te parezca divertido: hazlo.

Muévete, pero hazlo por ti, por salud, por vivir más y mejor, pero no para ver modificadas dos putas cifras en un cacho de plástico en el suelo.

Tías, merecéis vivir tranquilas, en compañía de vuestro cuerpito maravilloso que es el que hace que podáis experimentar todos esos planes que adoráis. Sé que no es fácil, tampoco os estoy vendiendo una idea mágica y tóxica sobre el amor incondicional a un cuerpo gordo, yo he estado ahí muchas veces, en ese odio a mí misma (porque recordad, vuestro cuerpo sois vosotras, no es algo ajeno y externo a vuestro ser). Solo estoy diciendo que no me parece tan mala idea no volvernos a pesar.

Podéis haber engordado y estar más sanas, porque habéis ganado músculo, porque las hormonas os han vuelto locas, porque habéis superado una enfermedad bestial y vuestro cuerpo está recuperando nutrientes, porque estáis comiendo más, simplemente.

NO SIEMPRE ESTAR MÁS GORDA IMPLICA ESTAR PEOR, coño, que estoy harta de escuchar que delgada = sana y lo contrario. Hay gente gorda que corre putas maratones y personas delgadas que se ahogan subiendo dos escalones, y que solo comen ultraprocesados.

Yo tomé la decisión de no pesarme desde que me vi totalmente obsesionada por ello. Ponía mi valía física, mi autoestima y hasta mi valor sexual en mi peso, y hubo un día que simplemente decidí no pesarme más. Mi termómetro para saber cómo me encuentro físicamente no lo tiene el espejo, si no mi bienestar emocional, mi actitud ante la vida, mi autoestima, mis ganas de vivir, mi relación física y mental…

Así que os invito a esta pequeña revolución, porque cada vez que una gorda no se pesa y es felíz así, el patriarcado, la cultura de la dieta y la delgadez, los señorros fit y hasta tu tío el tóxico, sufren por ello. No, mire, no sé cuánto peso, Y ME DA ABSOLUTAMENTE IGUAL.

Te falta perreo