Muchas de nosotras hemos sido esas niñas. Yo al menos lo he sido una de esas niñas que lo único que deseaban era adelgazar. Y he sido esa niña hasta la mitad de la veintena porque dejé de soplar las velas pidiendo el mismo deseo hace bien poco.

No sé cuando empecé a estar gorda, pero gorda o no, siempre fui una niña grande. Siempre 15 cms por encima de la media, en altura y en anchura. Siempre parecía la madre de mis amigas. Nunca pude meterme en una talla 36 aunque mis caderas de adolescente se intuyeran a través de mi piel.

Yo siempre fui la gorda de la clase. Y aún 20 años después, lo digo en voz alta y se me pone la piel de gallina.

En los años de colegio, todos los días en algún momento, alguien me insultaba con la terrible y temida palabra: GORDA. Toda mi vida giraba en torno a esa palabra. Cuando oía esa palabra y aunque no tuviera nada que ver conmigo, sentía como si me clavara un puñal. Lo único que deseaba era adelgazar, ser como las demás, sentirme aceptada.

Sólo tenía una amiga y cada mañana deseaba desaparecer de la faz de la tierra porque ir al colegio era el mayor suplicio del universo. Me robaban la merienda, me tiraban del pelo, me subían la falda o simplemente me insultaban. Pasé todos los años de colegio metiendo tripa, intentando no hacer ruido al pisar, intentando no molestar ni chocarme con nadie. Me pasé todos esos años con un solo objetivo en mente “Pasar desapercibida”

Lo único que deseaba era adelgazar y lo deseaba con tantas ganas que me embarcaba en hábitos poco saludables que me hacían perder 5 kg en una semana y recuperar 10 a la semana siguiente. Y si te soy totalmente sincera, algunos días pensaba para mí misma, que era mejor estar muerta que estar gorda.

Cada vez que lo pienso, me da mucha pena, ojalá pudiera regresar en el tiempo para darle un abrazo a aquella niña y protegerla.

Hace poco vi un video precioso de una influencer, en el que simulaba una conversación con su versión adolescente. Y pensé:

¿Qué le diría a mí yo a esa niña que lo único que deseaba era adelgazar?

Te prometo que mejorará: Sé que ahora no es fácil, pero te prometo que dentro de poco tiempo, todo esto acabará. Te prometo que saldrás del colegio y te sentirás libre. Tu vida dará un cambio radical, sólo tienes que tener paciencia, prométeme que la tendrás.

Llegará un día en el que puedas mirarte a un espejo: no te voy a engañar, te costará esfuerzo, pero lo harás. ¿Y sabes qué? Te verás y te sentirás y preciosa. Sé que te costará creerme, pero te verás preciosa aunque no estés delgada, porque tú eres preciosa. Siempre lo has sido y siempre lo vas a ser.

No te mereces que te traten así: No pienses que estas niñas son tus amigas. No te tratan así porque tú te lo mereces. Esto no es amistad, es sólo una relación de abuso y maltrato que ahora está castigado y perseguido. Tendrás amigas de verdad y serán geniales y maravillosas. Conocerás a amigas inteligentes y divertidas que te querrán y te considerarán preciosa, por que como te digo: lo eres.

Te querrán: No vas a pasar mucho tiempo más en esta situación. Dentro de pocos años, dejarás todo esto atrás y conocerás a personas que te permitirán creer en la amistad y en el amor. Te darás cuenta de que te mereces ser querida y te enamorarás. Te enamorarás de una persona increíble que creerá en ti, se sentirá orgulloso de decir que eres su novia y pondrá el mundo a tus pies.

Adelgazar no será tu prioridad: Cumplirás tus deseos, comerás lo que desees y dejarás de estar siempre a dieta. Serás preciosa y querida por tus amigos aunque comas croquetas o patatas fritas. Siempre serás coqueta, si, eso es cierto. Sé que lo único que deseas es adelgazar, pero ¿sabes qué? adelgazar dejará de ser un problema, un objetivo o un deseo para ti.

Vas a ser feliz: Sé que ahora es complicado imaginarlo, pero antes de que puedas darte cuenta, caminarás con la cabeza alta y reirás tan alto como puedas porque ya no tendrás miedo a que alguien te mire. Vivirás increíbles aventuras. Vas a vivir en 4 ciudades diferentes y vas a hacer todos tus sueños realidad. ¿Cómo lo conseguirás? Creyendo en ti misma.

Sólo tienes que prometerme que aguantarás, que serás fuerte y que navegarás durante esta tempestad manteniendo el rumbo fijo y firme.

M.Arbinaga