Soy organizadora de bodas, pero no solo organizo bodas. A lo largo de mis más de dos décadas en el oficio, he montado todo tipo de tinglados, pero hoy os vengo a hablar de las “pedidas de mano”. Y es que, dentro de la organización de eventos, las pedidas han evolucionado muchísimo: hemos pasado del pobre chaval nervioso en una cena especial con un anillo en el bolsillo de la chaqueta a auténticas producciones de Hollywood. Además, y muy importante, la mujer ha pasado a tener un papel protagonista, siendo ella la que agarra el toro por los cuernos y da el paso de pedir matrimonio a su pareja.

Buscando colabores externos: ¡la mascota!

La gran parte de mis clientes suman varios años de relación e incluso de convivencia. Algunos ya tienen mascotas e hijos, por lo que el matrimonio es simplemente la celebración de su amor. Los que tienen animales, a veces, deciden hacerlos partícipes. No es una pedida que requiera demasiada organización, pero sí que suele suponer una garantía de éxito. Necesitas atar un lacito alrededor del cuello y ya vuestro “cómplice” se encargará de hacer el resto.

Durante un espectáculo

Quizá la palabra no es “original”, ya que en los últimos años nos hemos acostumbrado a ser testigos del amor ajeno en shows deportivos o musicales, pero sí se hace bien somos capaces de crear un recuerdo inolvidable. Tanto si se trata de un partido de baloncesto como de un musical en la Gran Vía, es imprescindible que nada se improvise. Consultando tus intenciones, corres el riesgo de que se te niegue la petición, pero de aceptarse estará coordinado y saldrá genial.

Del aire al mar

Las más estrambóticas; sin embargo, merecen un hueco en esta lista de “pedidas de mano” originales por llevarse el premio a las más “diferentes”. En una ocasión tuve que organizar un viaje a la Capadocia y allí un chaval le pidió matrimonio a su novia en un globo aerostático. ¡¡Tremendo!! Hablando de aire, otra vez tuve un compromiso en un avión, donde la azafata aprovechó su momento de recordar el protocolo del viaje para concluir con “LA” pregunta a su pareja que la acompañaba a bordo en ese vuelo.

Por otro lado, soy de isla, así que el mar nos rodea y se convierte en escenario de muchos eventos; pedidas de mano, incluidas. He tenido pedidas de mano a bordo de barcos alquilados (no hablamos de yates del tamaño del Titanic, algo más asequible) y, para una novia muy aventurera, organizamos una pedida de mano “sumergida”. La pareja y un grupo de amigos se fueron a bucear y pusimos un cofrecito bajo el agua, atado a las entrañas de la tierra porque -de lo contrario- “adiós” cofrecito. ¡¡Fue estupendo!!

De la playa al monte

Escribir en la arena de la playa o en la tierra del monte: “¿Te quieres casar conmigo?” o “¿Nos casamos?” es una acción preciosa que emociona a mujeres y hombres por igual. Si le sumas un bonito atardecer, es la guinda del pastel

De una boda sale otra boda

Para mí, la pedida de mano más común. Ya estamos al lío, en un ambiente nupcial, así que solo hay que montar un espectáculo digno. Siempre (siempre, siempre) con consentimiento de las personas que se casan, puedes montarte desde una coreografía con amigos hasta pedir la colaboración de los novios (que le regalen el ramo de la novia, por ejemplo) o montar un pequeño rincón dulce en la mesa de chuches a nombre de tu enamorado/a.

 

¿Y a ti? ¿Cómo te pidieron matrimonio? Lo mío fue más “típico”: un mexicano con actuación de mariachis, que acabaron convirtiéndome en la protagonista de sus letras. ¡Qué vergüenza! ¡Trae pa’cá [sic] la jarra de Margarita!