Yo también creía firmemente que una vez que “llega la persona” no hay ojos (ni parrús) para otro/a. Que una vez aparece el extremo de tu hilo rojo todo estaría claro. Já!

Una de las grandes mentiras que me había contado a mí misma era la de: “con to’ lo que he follao, cuando llegue “la persona” a mi vida ya no tendré ganas de tirarme a nadie más, por eso hay que aprovechar la soltería a muerte” (me sigo meando de la risa al recordar la seguridad con la que lo afirmaba).  Ayyy dulce niña, el día que dejes de mojar las bragas preocúpate.

“Yo nunca pondría los cuernos…

Antes de hacer nada con otra persona dejaría a mi pareja porque eso quiere decir que no lo/la quiero…

Me siento atraído/a por otra persona pero quiero a mi pareja, no sé qué hacer…

He tenido un desliz y no quiero tirar por la borda mi relación cómo lo hago…

Estábamos mal pero…”

Los pretextos y contextos para fijarnos en otra persona me darían para libro y medio.

Los animales no son monógamos y, ¿qué somos los humanos? Animales. Ergo los humanos no somos monógamos.

¿Quiere decir eso que vamos a ir meando esquinas, oliendo culos y cabalgando cualquier rodilla? Pues no (al menos de momento).

El enamoramiento por nuestra pareja dura un máximo de 2 años, el cuerpo no sería capaz de aguantar tanta pasión y tanta oxitocina más tiempo sin darle un pelele por el camino, de ahí que la primera crisis existencial en la pareja ronde los 2 años de relación (si superas los 2 primeros años, ahí hay tema del bueno amigui). A partir de los 2 años es cuando empezamos a dejar de tener idealizada a la persona y hay que trabajarse la famosa “rutina” para que la llama (entre otras cosas) no decaiga y siga habiendo chispa, mariposas y todas esas cosas que te mojan el parrús.

Es posible que aparezcan los primeros indicios de fijarnos en otra persona antes de llegar a esa fecha límite, pero apostaría a que a la mayoría nos llega de esas alturas en adelante y, aquí es donde empiezan los dilemas morales que Disney y la iglesia nos han inculcado tan fielmente desde peques: La fidelidad, el amor para toda la vida, la importancia de ser pura y casta, en la salud y la enfermedad….

Rollos na’ más!

¿Quién mide cuánto quiero a mi pareja si me acuesto con otra persona?

¿Quién mide que, si te acuestas con otra persona pero esta es de tu mismo sexo, entonces no pasa nada (o no pasa tanto)?

¿Por qué no puedes tener sexo con otra persona (o personas) y estar perdidamente enamorado/a de tu pareja?

Que el sexo es sexo, no hay más.

Que yo disfrute como una perra en la cama con otro/as no quita que quiera a mi pareja muchísimo y que no lo cambie por nada ni nadie por mucho que te explote la cabeza al pensar que no se puede querer a alguien y tirarte a otros/as.

¿No todo el mundo tiene la capacidad de separar sentimientos de la cama?

Puede ser. ¿Es eso malo? Para nada. ¿Qué se puede aprender a hacerlo? Pues también.

Mi pareja nunca había tenido sexo sin compromiso con nadie, siempre había sido de parejas estables, él tenía muchísimo miedo de que me pudiese enamorar de otra persona (no probar algo te lleva a tener miedos y juicios). Ha sido probar y oye, chao miedos, chao prejuicios, chao inseguridades.

No es que se haya puesto de moda el abrir la relación (o yo al menos no lo creo), lo que se ha puesto de moda es dejar de esconderse para hacer algo que a uno le apetece y así dejar de hacer algo “ilegal, inmoral y malvado” para hacer algo consensuado, sin mentiras y dando a elegir a la otra persona el si quiere probar algo nuevo o abandonar un barco que tal vez no le compense.

Cuando le propuse a mi chico abrir la relación lo hice con la firme intención de que supiese que sexo con otras personas iba a haber con su consentimiento o sin él y no quería esconderme ni sentirme mal por engañar a nadie. No era algo que yo fuese a buscar, pero sabía que surgiría (porque sí, surge y no necesariamente hay que buscarlo, la vida es así de morbosa, o al menos la mía) y quería darle la libertad de seguir en una relación conmigo sabiendo que era algo que iba a pasar o, por el contrario, dejar una relación con una persona que no sería monógama.

Comunicación y confianza, algo que te llevará un nivel más arriba en tu relación.

Nuestra relación pasó por su bache de los 2 años (a los 5 suele haber otra, si ya superas la de los 5 lo vuestro es para toda la vida con perdices incluídas, o seitán si eres veggie). 6 años más tarde (y 4 en relación abierta) estamos mejor que nunca.

Si te falta chispa/morbo, si la rutina os está matando, si necesitas cosas que tu pareja no puede darte, si sientes que tienes mucho que vivir pero “en pareja no se puede”, si tu libido está estancada… Tal vez una relación abierta (o el mundo swinger) te esté tocando a la puerta y no le estés abriendo.

Anónimo.