El paso del tiempo nos va dando un sinfín de experiencias, unas nos van enriqueciendo, otras enseñando, otras decepcionando… Pero de eso se trata, de vivir, de sentir todas y cada una de ellas y disfrutarlas en la medida de lo posible (las malas a su manera también).

Pero, ¿Qué pasa cuando idealizamos unas más que otras?

Pues básicamente que centramos nuestra vida en alcanzar ciertas metas o aspectos que no necesariamente tienen que ir asociadas a la felicidad, y una de ellas es sin duda la idealización del amor o el enamoramiento.

Con esto no quiero decir que el amor sea malo, ni que tengas que renunciar a el, ¡Ni mucho menos!

El amor forma parte de todos nosotros, y lo experimentaremos a lo largo de la vida muchas veces y por muchas personas (ya que no me refiero solo al amor romántico de pareja). Pero si es verdad que hoy en día vivimos en una sociedad donde el concepto de enamoramiento sigue siendo el rey y a veces olvidamos otras cosas más importantes.

Con el paso del tiempo, y después de acumular unas cuantas vivencias, podemos afirmar sin ningún tipo de duda, que el mejor momento de la vida de cualquier persona es cuando una se encuentra tranquila, tanto consigo misma como con los demás.

Solo cuando te encuentras en este estado, puedes dejar que el amor y el enamoramiento formen parte de esa tranquilidad, pero todas sabemos que muchas veces no siempre es así, y es cuando tenemos que tener especial cuidado.

Hay que tener claro que el amor puede aparecer en cualquier momento y puede ser estupendo y maravilloso, pero no es una condición única ni necesaria para encontrarse tranquila y feliz.

Pero hoy en día seguimos asociando inconscientemente felicidad igual a amor en pareja, y esto nos crea una presión extra que nos impide poder disfrutar plenamente del resto de cosas buenas que hay en nuestra vida y que son igual de validas.

Y cuando estamos tan centrados en buscar el amor constantemente fuera de nosotros, podemos caer en el gran error de descuidar el verdadero amor de nuestra vida, y ese sin duda somos nosotros mismos.

Algo que no me canso de repetir nunca es que, si todo el día a todas horas todos los días de nuestra vida fuéramos súper felices no tendría sentido alguno, no aprenderíamos nada de las situaciones que vivimos ni de las cosas que nos pasan, y por supuesto ese nivel de “súper felicidad” entraría dentro de la categoría de normalidad, porque es lo que ocurre siempre.

El hecho de que vivamos con distintas emociones nos hace darnos cuenta de lo maravillosas que son unas y lo que nos enseñan otras.

La tranquilidad repito, no excluye ni renuncia de ninguna forma al amor, al enamoramiento o la pasión. Estar tranquila no implica evitar esa parte tan bonita e intensa de nuestra vida, pero cuando eliges desde la tranquilidad sabes qué cosas te hacen bien y cuáles no.

Esto resulta sumamente útil para evitar relaciones tóxicas, no deseadas, o donde las dos personas no se terminan de entender.

Ya que desde la calma y la perspectiva elegirás mejor a esa persona con la que decidas compartir parte de tu vida, y si te trae más dolores de cabeza que felicidad, no tendrás tantas dudas a la hora de romper esa relación.

Cuántas veces hemos podido escuchar eso de “lo que te hace falta es un buen novio para sentar la cabeza o para vivir tu vida como debe ser”

Con esta frase, directamente lo que nos están queriendo decir es que la forma que tienes de ser ahora mismo por ti misma no es la correcta, y que, por si no te habías dado cuenta, necesitas que venga alguien a “serenarte” o “tranquilizarte”.

Esto básicamente lo que hace es anular nuestra identidad y hace que creemos una percepción de pareja totalmente idealizada basada en aspectos del amor romántico, donde él vendrá a rescatarme de esta vida que estás viviendo por lo visto, tan mal.

Solo cuando empiezas a vivir por ti misma, aceptando y queriéndote como eres, elegirás por y para ti, y ese es el único camino para ser feliz. Una vez llegados a este punto la tranquilidad será el encargado de tomar las decisiones.

Dejar de vivir el amor como algo necesario o como si nos faltara hasta encontrarlo, nos hará, no solo estar mejor con nosotros mismos, si no elegir de la mejor forma posible a la persona que queremos que nos acompañe en el caso de que así sea, no por necesidad, si no por elección.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Tetapia de Pareja

correo: [email protected]    instagram: @aidavallesconsulta_