Por el título cualquiera diría que sabe de qué va este artículo e incluso se creería que ya se ha escrito demasiado sobre el tema, pero dejadme deciros que las apariencias engañan y que no tenéis que juzgar un libro por su portada, como en muchos otros asuntos de la vida.

Durante muchos años no usé maquillaje, excepto como experimento o en carnavales. Todo cambia, y ahora me encanta maquillarme, aunque solo lo haga ocasionalmente para el trabajo o eventos especiales. Siempre he sentido presión social al respecto y, aún hoy, cuando me maquillo, hay personas de mi entorno que me miran sorprendidas y me hacen algún comentario al respecto. Esto siempre me lleva a la pregunta de por qué las mujeres siempre recibimos opiniones indeseadas sobre cualquier tema. Todas lo sufrimos en distintos ámbitos.

Imaginaos por lo que tuve que pasar cuando, para mi horror, empecé a descubrir pelusilla y ¡pelos! en mi barbilla… Me hice bestie de las pinzas de depilar y nuestra relación de momento parece duradera. Los comentarios no dejaron de gotear, como si yo no tuviese espejos en mi casa o en el bolso. En este caso empezaron a ser despectivos y empecé a sentirme mucho más incómoda —si cabe— con mi “situation”.

Y ya ni os cuento la que me liaron en el trabajo cuando me pedí una baja por depresión y ansiedad. Que si me lo invento, que si mutua arriba y abajo. Total para terminar despidiéndome y yo seguir sufriéndolo: visitando psiquiatras y psicólogos y tomando antidepresivos.

Afortunadamente de un tiempo a esta parte, me he dado cuenta de que existe un ejército de guerreras ahí fuera que ha decidido plantarles cara a esos entrometidos y mostrarles que no es todo blanco o negro.

 

Mujeres hartas de sentirse cohibidas por algo que escapa a su control y que tienen el “descaro” de mostrárselo al mundo.

Así que chicas, mi alegato feminista de este 8 de marzo pretende homenajear a esas mujeres que sirven de ejemplo para que otras puedan sentirse cómodas en su piel, decidiendo si quieren o no mostrarse tal y como son en una sociedad que piensa que sus características no entran dentro de los cánones de la normalidad. A todas ellas, ¡GRACIAS!

 

Una gran inspiración fuera de nuestras fronteras es Harnaam Kaur. Esta inglesa fue maltratada por su apariencia única mientras estaba en la escuela, pero ahora está orgullosa y es modelo y activista, inspirando a muchas personas con su barba completa, compartiendo fotos en Instagram y subiendo vídeos a YouTube. La joven sufre Síndrome de ovario poliquístico y uno de sus síntomas es el crecimiento excesivo del cabello, conocido como hirsutismo.

Barriendo hacia casa, me gustaría que conocierais también la gran labor de algunas asociaciones barcelonesas que he conocido recientemente y que me emociona profundamente que existan.

cartel de la exposición fotográfica de A Pelo

A Pelo es una agrupación de personas que viven sin pelo, por alopecia u otras condiciones, que tienen como objetivo el apoyo mutuo y la visibilización de una realidad escondida y tabú en nuestra sociedad. Como ellas mismas definen, su naturaleza no es una elección, pero si lo es la de convivir con peluca, pañuelos, sombreros o “ir a pelo”. Tuve la suerte de conocerlas en persona gracias a que están en plena gira de su exposición fotográfica por algunas capitales catalanas. Me demostraron que su luz viene de esa alegría y esas ganas que tienen de enseñarle al mundo quiénes son y cómo son en realidad sin artificios. Actualmente su agrupación está en proceso de crecimiento y están abiertas a reunirse y crear experiencias conjuntas con otros grupos de pelones, peludes, gordes, flaques etc… ¿Se merecen una ola, o no?

Som Barbàrie son mujeres barbudas que reivindican su vello facial porque forma parte de su identidad y han decidido que la depilación no es una opción para ellas. Su labor para concienciar sobre la importancia de aceptar el cuerpo tal como es me parece de un valor incalculable. El grupo se reunió por primera vez el 23 de enero en el bar “La Raposa” del barrio barcelonés de Poble Sec para hablar de sus barbas, y el 17 de febrero tuvo lugar la segunda. Este colectivo no se para y está teniendo muchísima repercusión en los medios de comunicación, especialmente catalanes. ¡A por ellos!

Para finalizar, quisiera hacerme eco de otro colectivo estigmatizado y no menos invisibilizado, obligados en muchas ocasiones a esconder su condición debajo de una máscara social.

uTOpia Barcelona tal y como ellos mismos se definen: «Es una entidad de artes escénicas que practica el Teatro de lxs Oprimidxs para llevar a cabo procesos colectivos de empoderamiento y cambio social». Crean espectáculos protagonizados por grupos invisibilizados para darles voz.
Dentro de este proyecto se encuentra integrada Brots, una compañía de teatro que estuvo vinculada durante 9 años al proyecto Pallapupas. Es un grupo activista en salud mental que apuesta por los montajes basados en primera persona para combatir el estigma social frente a la deshumanización de las prácticas psiquiátricas, el abuso de la industria farmacéutica o la perversión del lenguaje utilizado por los medios de comunicación al generar noticias relacionadas con la salud mental. ¡Me quito el sombrero!

 

Y eso es todo, Feliz día de la Mujer, sed buenas, pero si no lo sois, contádmelo.