Mis amigos para mí son las mejores personas que pueden existir, son la familia que he elegido, mi mayor apoyo, los que escuchan mis audios que mando a las tres de la mañana contándoles como he visto Cuenca con el tío que me molaba o los que me preguntan a cualquier hora si ya he llegado a casa. Son el mejor plan, aunque sea en el banco del parque contándonos cualquier tontería, son ese baile que haces en mitad de la calle con ellos sin importar quien esté mirando. Son mis alegrías, mis carcajadas, mis lágrimas empatizando con ellos, los abrazos reconfortantes, las locuras que hacemos dados de las manos. Por ellos estoy dispuesta a jugarme todo, por ellos daría hasta el último aliento.

Aguantaría llevarles a cuestas durante un largo camino mientras les hago preguntas para que se les pase el pedo, que me vomitasen en el coche, que me regalen los calcetines más horteras, que me hagan la comida que creen que les sale bien, que me dejen a deber pasta, que no me ayuden a recoger después de la fiesta, ser su ratón de laboratorio para que practiquen con mi pelo y tener que salir así. Aguantaría mucho, más de lo que puedo escribir.

Pero jamás aguantaría que no entiendan que mi depresión no es una excusa para no salir con ellos, que me llamen dramática por llorar en un ataque de ansiedad, que me dejen como la peor amiga delante de sus padres, que me dejen de sujetavelas y pasen más allá de la raya, que me dejen sola donde habíamos quedado por irse con sus parejas, que no estén a mi lado en situaciones donde yo he ido corriendo a estar allí para ellos. No aguantaría que me dejaran como la tonta del grupo por no hacer una carrera, que me dejaran en evidencia delante de quienes no deberían, que me menospreciaran. 

Porque por mucho que sean los hermanos que nunca tuve, primero va mi salud mental. 

Y no pasa nada, avanzar también significa saber cuándo abandonar lo que ya no es para ti, porque la gente que tenemos alrededor debe sumarnos y no restar, ya sean familia o amigos, no debemos quedarnos junto a quien no nos hace bien.

Ya lo dice el refrán, mejor solo, que mal acompañado

Diana.ruiz.18