Cuando hablamos de la hipersexualización de las mujeres gordas hablamos de machismo y misoginia. Se asimila que una mujer gorda es una desesperada y una mal follada por lo que para hacerse notar debe sexualizar todo su cuerpo como si no hubiera un mañana.
El ejemplo más claro está en la serie de HBO, Euphoria.
La serie nos presenta a Kat como una gorda acomplejada. Ella piensa que jamás podrá tener una vida sexual plena por su aspecto. Cuando un vídeo de ella manteniendo relaciones sexuales se filtra y acaba en una página porno. A partir de aquí, Kat piensa que la única manera de destacar es sexualizarse lo máximo posible.
Kat empieza a usar internet y el sexo como una forma de empoderamiento, ya que en principio se siente más segura de sí misma y cree que eso es lo que está consiguiendo la aprobación masculina, cuando en realidad lo único que hace es rechazar todo aquello que ella crea que le puede hacer daño, como sus amistades.
Kat llega al punto de vender su cuerpo de distintas maneras en internet. Afortunadamente al final de la serie se da cuenta de que es ridículo medir su valor como persona por cuánto gusta a los hombres.
Por otra parte está la ridiculez de que a los hombres les gusten las gordas a escondidas. Esto es un reflejo más de la sociedad en la que nos ha tocado vivir, es decir, machista y gordófoba. Aún no se ha acabado con lo que veíamos en las películas de los 90 del gorda muy guapa de cara que a pesar de ser buena persona inteligente no consigue novio, pero que en realidad está con chicos que no la quieren sacar a la luz por vergüenza. Es decir, las mujeres somos un trofeo del que presumir para ellos.
No debemos confundir el Body Positive, el quererse a uno mismo sin depender de tu tipo de cuerpo, con que la aceptación de cuerpo consista en la aprobación masculina y por ello debas exponerte sin ningún límite. Una persona no es más o menos válida por gustar o no gustar a alguien. Nunca permitas que tu amor propio dependa nunca de nadie, ni si quiera de las circunstancias de tu vida.
