Casi todos en algún momento nos hemos referido a alguien como “persona tóxica”. Porque haya tenido un mal gesto con nosotros o con otra persona, porque alguien de nuestra confianza le ha colgado la etiqueta, etc. Y yo hoy vengo a decirte, con cariño y amor: eso no se hace.
Para empezar: aclaremos términos: en caso de haber algo tóxico, no es una persona, es un comportamiento, una forma de actuar, ya sea puntual o habitual. Cuando denominamos a alguien “tóxico” estamos olvidando la parte de responsabilidad nuestra en el conflicto (o si no ha sido con nosotros, la de la otra parte).
‘¿Por qué ha pasado esto?’ ‘Porque fulanit@ es tóxic@’.
Fin.
A la mierda la empatía, la autocrítica y la honestidad.
Además, la toxicidad, o, para hablar con propiedad, los comportamientos poco o nada adaptativos en las relaciones sociales, tienen su por qué, son la consecuencia de algo anterior, no son porque sí (hay excepciones, como siempre). Y tachar a alguien de tóxico es dar por hecho que no merece confianza, comprensión, simpatía; lo cual refuerza su posición, y así se forma un círculo vicioso de rechazo al tóxico, donde él cada vez está más convencido de que los demás merecen el trato que les da, porque no recibe nada bueno de ellos.
No es ese nuestro objetivo, no somos tan malos; sólo queremos quitarnos de encima la culpa, mantener a salvo nuestra autoestima. Sin embargo eso es lo que muchas veces conseguimos: el ostracismo contra alguien que, a pesar de no comportarse de la mejor forma (según nosotros mismos), con un entorno amigable, que le hiciera sentirse seguro y confiado podría cambiar su actitud.
Otro motivo para que nos olvidemos de usar este término, es que no concreta nada: ¿es tóxico porque si nos toca hay que ir al médico? Es tóxico porque hace daño, vale. ¿En qué ámbito? ¿En qué circunstancias? ¿Con todo el mundo? ¿A todos los niveles? ¿Es por orgullo? ¿Por ambición? ¿Por falta de sinceridad? ¿Por agresividad?
‘Persona tóxica‘ se usa tanto por lo fácil de su comprensión, lo que conlleva una rápida propagación, con las consecuencias tan horribles para la persona etiquetada en cuestión: aislamiento y rechazo social, pérdida de relaciones sociales, con la consecuente bajada de autoestima y aumento de inseguridades).
Vale, teniendo en mente a la/s persona/s que consideras tóxica/s, no es fácil empatizar, pero haz el esfuerzo de ponerte en su lugar.
¿A que preferirías que hablaran así de ti, en lugar de ‘es una persona tóxica‘?:
‘Yo me alejé de X porque en el ámbito Y no nos entendimos bien, me dio la impresión de que Z‘.
La clave principal es querer ser mejores personas. Ahí va implícito el evitar dañar la imagen pública de los demás por una mala experiencia nuestra. ;)