Los caminos de la maternidad son inescrutables y desde que soy madre de dos churumbeles me apasionan cosas que antes aborrecía. Aquí mi top 5:

IR A COMER A CASA DE MIS PADRES / SUEGROS. Antes de ser madre pasar la tarde con mis padres o mis suegros era puro trámite. ¡Ay, amigas! ¡Ahora es el planazo de la vida! Comida rica, casera y abundante preparada y canguros amorosos y entregados gratis. Hay días en que puedo hasta echarme una siesta y si la cosa va bien me llevo tupper de regalo. Felicidad en estado puro.

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IR AL TRABAJO. ¿Qué queréis que os diga? Desde que soy madre voy al trabajo a descansar. El trabajo de madre es agotador y no termina nunca. La maternidad es trabajo las 24 horas del día: desde que te despiertan todos los días del año a las 8 de la mañana pidiéndote pis y agua; hasta las 10 de la noche, que si hay suerte se duermen. Así que las horas que voy a trabajar son un tiempo en el que no tengo que correr detrás de dos enanos y satisfacer todas sus necesidades. Tiempo de ordenador, internet, gestiones y demás. Hasta los jefes y clientes más  pesados ahora me parecen angelitos.

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IR AL CENTRO COMERCIAL. Yo soy de las que aborrecía los centros comerciales, un invento del diablo, consumismo en estado puro y una auténtica americanada. Yo era de las que cuando tenía que comprar me pateaba el centro y todas las mini tiendas cuqui-monas de la ciudad. Nunca más. En invierno, en el centro comercial, todo el monte es orégano. No tienes que preocuparte del tráfico, de los coches, de colocarles el gorro, la bufanda y los guantes todo el tiempo. Pueden desfogar su energía a sus anchas, sin miedo a cualquier desgracia, y si hay suerte consigues escaparte un rato al Primark.

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IR AL PARQUE DE BOLAS. Pues muy parecido a lo del centro comercial. En invierno las tardes en los parques de toda la vida se hacen especialmente duras. Pasas frío, se te congelan los pies, las manos y hasta el culo. Así que cuando invitan a los niños a un cumple en el parque de bolas ves el cielo abierto. Si hay confianza puedes hasta dejarlos en el parque de bolas a buen recaudo y largarte un par de horas. ¡Libertad! Sino, pues te quedas en el parque de bolas sentada y te tomas una cerveza. Ni tan mal.

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QUEDARME EN CASA. Antes de ser madre salía casi todos los fines de semana hasta las mil a bailar sin parar. Es cierto que durante un tiempo lo eché mucho de menos. Pero cuando conseguía canguro para salir, al fin estaba tan reventada y tenía que volver a la entrega total con los pequeños en cero coma, que no me merecía la pena. Así que cuando ahora puedo disponer de canguro lo que más ansío es quedarme en casa, ver una peli, taparme con una manta y despertarme a la hora que me dé la gana. ¡Eso sí que es un planazo!

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¿Cuáles son vuestros planazos ahora que sois madres o padres? ¿Gimnasio? ¿Supermercado? ¿Baño de espuma? ¡Contadnos!