Muchas veces he pensado «qué fácil sería todo si tuviéramos aquí también la buena costumbre estadounidense de tener citas», pero cuando me toca a mí tener una siempre acabo histérica pensando «¿¿¿¿¿por qué tengo que tener yo una cita?????? ¿¿¿¿¿por qué pasar por ese mal trago?????? ¡¡¡¡Me voy a vivir a una cueva al monte donde nadie pueda verme, y ni tan siquiera conocerme!!!!»

Odio las citas. Me provocan el pánico que debía producir la mili a los objetores de conciencia, o el pánico que siente Isabel Pantoja cada vez que se hace la cera. Yo soy de esas personas que nunca se ponen nerviosa hablando en público, por ejemplo, pero creedme cuando os digo que me vuelvo LOCA cuando se trata de acudir a una cita.

Lo que peor llevo de una primera cita es que tengo la sensación de que voy a ser examinada a fondo, que absolutamente cualquier cosa que haga va a ser mirada con lupa (y comentada interiormente), y que puedo fastidiar una noche solo porque me he tirado el café que estábamos tomando por encima de las tetas. Es que con unas tetas tan gordas tengo cierta tendencia a tirarme, sin querer, por supuesto, comida y bebida sobre ellas. Cosa que, por otra parte, me da una vergüenza terrible.

sheldon

Nunca me he sentido cómoda en una primera cita. Tanto es así que hace años incluso tomé la decisión de no volver a tener jamás una primera cita en la que hubiera comida: una mala experiencia en un kebab… no os doy más detalles. Y desde que solo tengo citas delante de botellines de cerveza, parece que lo llevo mucho mejor, porque al fin y al cabo el alcohol sube y hace mucho más fáciles las cosas. (Además de saber hablar bien en público tengo el don de ponerme piripi a la segunda cerve).

Pero este fin de semana tengo una primera cita. Y no solo voy a beber cerveza. También voy a tener que comer, que dormir, que sudar y que amanecer con el boquino oliendo a pozo. Y cosas peores: voy a tener que cagar. ¿A quién se le ocurre pasar una primera cita en un hotel? A mí. A la que le da vergüenza comer enfrente de una persona que no conoce. Esa persona va a tener que hacer sus necesidades en una habitación, separada, seguramente, tan solo por una finísima pared de esas que dejan que todo se oiga, de la persona que quiere conocer, en términos sexuales y amatorios. ¡Quiero cortarme las venas!

lindsayfine2

¿Cómo coño se caga en un hotel? ¿Qué puedo hacer para que la persona con la que voy a compartir habitación no se huela que estoy cagando? ¿Con qué cara salgo yo del baño después de haber estado quince minutos dentro? ¿Y si se me escapa un pedo? ¿Y si estoy muy estreñida? O peor aún: ¿y si con los nervios me entra diarrea?

Solo se me ocurren dos soluciones para este monumental problema: la primera, aguantarse la caca y pasarse cuatro días sin cagar. Tiene sus ventajas, como por ejemplo, que tu cita piense que eres una princesita que no defeca, o mejor aún, que lo hace pero sus caquitas huelen a pétalos de rosa. Eso sí, tiene también algún inconveniente. El más importante, que es un poquito insano. Otro, por ejemplo, podría ser que en medio de la pasión os dé por probar el otro agujero del amor y roguemos al señor porque la cama no haya sido cubierta con sábanas blancas.

La otra solución es cagar cuando el cuerpo te lo pida, tranquilamente, intentando no hacer demasiado ruido y echando un poco de colonia antes de abandonar el cuarto de baño y salir por la puerta, mirarle a los ojos, y tirarte al suelo de la habitación, agarrarte a sus pies y suplicarle perdón, entre lágrimas, por haber cagado. Lo siento mucho, la vida es así, no la he inventado yo.

launching-creative-motion-gif-im-sorry

Yo ya estoy metida en este lío y ya no puedo salir de él, pero si alguno de vosotros aún puede evitar tener un problema como este, de verdad, procurar no tener que veros en la situación de cagar en la primera cita. Es completamente desesperante. Me está quitando el sueño. Lo bueno es que ya no me estoy preocupando por tener que comer delante de él y porque descomer va a ser muchíiiisimo peor.