Si eres de esas personas -entre las que me incluyo- que, cuando quieren algo, lo quieren “ya o nunca”, siento decirte que estás montándotelo un poco mal. Tras cientos de fracasos me he dado cuenta de que en una sociedad que premia lo instantáneo, el truco del almendruco para conseguir lo que queremos es ser constantes y realistas.

A la hora de fijarte un objetivo es tan importante la forma de plantearlo como el objetivo en sí. Establecer “fechas límite” realistas, plantear nuestro propósito de forma optimista (sin caer en el efecto Mr. Wonderful) y buscar maneras de comprobar nuestros avances, son algunos trucos que facilitarán enormemente el camino.

  • Fíjate en los avances, no en el resultado

Si empiezas una maratón de 40 kilómetros pensando en la meta, vas a acabar hiperventilando y con flato en el minuto uno. Cualquier objetivo imaginable, ya sea prepararte una oposición, mejorar tu creatividad o trabajar en tu forma física, requiere esfuerzo, sudor y lágrimas. Lágrimas porque somos humanos, y esfuerzo y sudor porque las cosas que merecen la pena normalmente no caen del cielo.

A medida que avances por tu camino, fíjate en esos pequeños detalles que has conseguido: levantar más peso en una máquina del gimnasio, aprobar un simulacro de examen o comparar como han mejorado tus dibujos respecto a los primeros que hiciste.

Fijarte en tus avances (y no en el resultado) te ayudará a centrarte en el presente y mejorará tu motivación, ¡querrás seguir progresando!

  • Proponte objetivos que puedas conseguir

Es importante ser realista a la hora de elaborar objetivos. Jamás tendré el cuerpo de Ashley Graham, Heidi Klum o la panadera de mi barrio, porque nuestras estructuras corporales son completamente diferentes. Tampoco seré capaz de estudiar cinco temas en un día, porque mi cerebro colapsará antes. Elabora tus objetivos para ser una versión mejor de ti mismo, no para convertirte en otra persona.

Antes de ponerte manos a la obra, intenta conocer tus límites para elaborar un plan de acción adaptado a ti y que te permita mantener un ritmo estable, sin momentos de “NO PUEDO MÁAAAAS, LO DEJO” ni “joder, me aburro…”.

Eso sí, recuerda que tus límites no son limitaciones, sino aquello que te hace ser único. Eres tú quien, a base de esfuerzo, alcanzará la meta (aunque sea a un ritmo diferente al que esperabas). No te subestimes.

  • Mantén una actitud optimista

Vamos a dejar algo claro. Optimista no es creer que “por arte de magia la vida te dará gominolas y algodón de azúcar por tu cara bonita”, sino pensar que, con esfuerzo, dedicación y entusiasmo, puedes conseguir lo que te propongas. A veces no será así -el azar es un poco cabroncete-, pero desterremos de una vez la ley de que si algo puede salir mal, saldrá mal.

Para lograr nuestros objetivos debemos encontrar el punto medio entre una actitud catastrofista y el optimismo ilusorio o, como a mi me gusta llamarlo, efecto Mr. Wonderful.

  • Establece una fecha límite realista

Ni de coña vas a adelgazar 10 kilos en un mes a base de batidos verdes -y si lo haces en vez de en una toalla de la playa, acabarás en una camilla de urgencias con un desajuste nutritivo del copón-. Tampoco te servirá de nada rescatar esas 500 hojas de apuntes llenas de polvo la noche antes del examen, porque suspenderás y encima estarás jodido de sueño.

Fijar plazos de tiempo imposibles solo servirá para que te frustres, sientas que has fracasado y tires la toalla. En cambio, si pones el chip “a largo plazo”, tendrás mucho más tiempo para conseguir lo que te propones, lo harás con calma y tendrás más éxito.

  • No dependas de los demás

Tus objetivos deben nacer de ti. Nadie debe imponerte sus caprichos para que tú los cumplas, ni debes cambiar tu forma de vivir para adaptarte a las necesidades de otra persona. Haz las cosas porque quieres, porque te hace feliz, y será mucho más sencillo lograrlo.

No te metas en una carrera universitaria que le gusta más a tus padres que a ti, porque el segundo cuatrimestre tendrás más suspensos que cervezas en la nevera. Tampoco te apuntes al gimnasio para enamorar a un tío. Si quiere cambiar tu físico, debería cambiar su personalidad.

Si no te apasiona, se te hará cuesta arriba. Esto es aplicable a TODO.

  • Permítete fallar

Aunque sigas todos estos consejos a la perfección, habrá momentos en los que caigas. No son fracasos, sino oportunidades para aprender de nuestros errores. Aprovecha los tropiezos para coger fuerza.

Para lanzar correctamente una flecha, hay que tirar hacia atrás con ganas. Cuando sientas que no avanzas, piensa que tal vez estás cogiendo el impulso que te llevará a algo mejor.

Por último, el consejo WLS por excelencia… Disfruta de lo que tienes mientras trabajas por lo que quieres.

@ManriMandarina

Imagen destacada.