Ningufoneo = situación en que una persona presta atención a un dispositivo móvil sin hacer caso de su entorno, en especial a las personas que le rodean.

Ningufoneo es la traducción sugerida que hace la Fundación del español urgente para la palabra inglesa phubbing. Es obvio que la adaptación de este término ha sido necesaria porque esta conducta se ha extendido de manera amplia en nuestra sociedad y no solo entre los jóvenes.

 

Todas convivimos con la tecnología móvil y hacemos un uso más o menos adecuado –no creo a nadie que me diga que no ha pasado al menos un episodio de enganche al móvil– en nuestra vida diaria, según el momento. Y en ocasiones entiendo que es importante atender una llamada o responder un guasap. De acuerdo. Discúlpate con la persona que tienes delante y hazlo brevemente.

Cuando estamos solos, nadie nos juzga por ello pero cuando nos reunimos con otros, las normas básicas de educación y cortesía también se aplican a los terminales. Porque sí, amigos y amigas:

  • Cuando quedamos y miras tu móvil cada dos por tres sin que nada urgente te reclame, ya sea un guasap o el último like de facebook, estás siendo maleducada.
  • Cuando atiendes una llamada que no es importante mientras estamos juntas y tengo que esperar para retomar nuestra conversación, estás siendo descortés.
  • Cuando haces la foto del café o la cerveza que estamos tomando y la comentas con tus amigos tras la pantalla, estás siendo grosero con los presentes.
  • Si caminas con alguien y vas cazando pokémons, salvo que hayáis quedado para eso, estás siendo desconsiderada.

 

Veo cada vez más gente que comparte mesa mientras cada uno se centra en su pantalla. ¡Allá ellos! A mí no me gusta. Cuando hay un grupo grande, podemos consultar el móvil un momento y dejar que recaiga en otras personas, por un momento, la conversación pero, de verdad, si solo somos tú y yo, ¿tengo que explicarte que no es agradable que me ningufonees? Sea lo que sea que hayan publicado tus compañeros de trabajo, tus amigos del cole o las 100 cuentas que sigues en Instagram, lo podrás ver cuando te separes de mí, cuando estés sola y tengas tiempo para ello pero no mientras estamos juntas.

Los especialistas del comportamiento humano explican esta conducta por el miedo a perderse algo. Algo de lo que ocurre tras la pantalla, añado yo. Porque compartir tiempo y espacio con otra persona es disfrutar de su presencia, prestarle atención, conversar de lo que nos interesa a las dos, mirarla y apreciar sus gestos, sus sonrisas o su tristeza, según la situación.

 

Dedicarte a mirar qué le pasa a otras personas que ahora no están aquí hace que tú te pierdas este momento que creamos juntas y me hace sentir mal a mí que te acompaño, así que, por favor, querida amiga, la próxima vez que quedemos activa el modo descanso de tu móvil. Gracias.