Estoy ENGANCHADA a la nueva edición de Operación Triunfo. En 2017. Si me lo dicen no me lo creo. Pero chica, qué queréis, me ponéis en bandeja a una colección de muchachos maravillosos que parecen la bondad personificada que no hay ni un mal rollo ni nada, que todos están con ganas de aprender esforzándose muchísimo por conseguir aquello que quieren y encima cantan (la mayoría) bastante guay y da gusto tanto de oírlos en la gala como de seguirlos en el canal 24 horas con sus mierdecicas diarias… Pues me engancho.

He de confensar que en la Gala 0 se me fueron los ojos para dos concursantes: Alfred, porque TOCABA EL TROMBÓN Y CANTABA EN LA MISMA CANCIÓN y me pareció lo más, y Marina, una chica que tenía una voz maravillosa.

_06112017_075215_OT_Gala1_Alfred_Marina_grande

Lo que no me gustó nada fue escuchar a Marina decir que no cree en sí misma. Que estuvo a punto de no seguir con los castings porque estaba segura de que no la iban a coger, así que era una bobada perder el tiempo. ¡Qué rabia me dio escuchar algo así! Sobre todo porque yo alguna vez me sentí exactamente igual. Porque estoy cien por cien segura de que a lo largo de mi vida he perdido oportunidades buenas por no tener seguridad en mí misma. 

Ahora voy de supermujer por la vida (porque lo soy), pero hasta hace tres años mi autoestima estaba regular. Nunca ha estado por los suelos ni me he sentido muy en la mierda, pero yo no creía en mí. Sabía que se me daban bien algunas cosas: igual que a Marina se le daba bien cantar, a mí se me daba bien escribir. Pero ya está, como hobby, no me iba a presentar al Premio Planeta ni nada. ¿Por qué? Porque yo creía firmemente que no podía presentarme al Premio Planeta, porque eso era para los grandes, no para mí que no era más que una aficionada.

Yo misma me ponía mis propias limitaciones. A ver, imaginemos que me presento a un concurso de literatura muy importante y me como una mierda. Pues hoy por hoy me parece probable, la verdad. Es una posibilidad que puede darse. Pero al menos te has presentado. Lo has intentado. Estás luchando por lo que quieres. Te comerás muchas mierdas pero a lo mejor un día te ponen en el plato un centollo que se te caen las bragas, y no habrá sido suerte, habrá sido porque ya te tocaba, porque llevas mucho tiempo erre que erre y nunca has tirado la toalla.

tenor

Pero claro, si tú eres la primera que cree cero en sí misma, y no se permite intentarlo, y se cierra puertas, y se caga la pata abajo si se tiene que enfrentar a personas externas que puedan juzgarla… apaga y vámonos. Este me parece el mayor error que, creo, TODOS estamos cometiendo. 

En general, no somos personas seguras de nosotras mismas. Porque nos educan así, y porque con los años vamos adquiriendo miedos y palos que da la vida y preferimos conformarnos con nuestro rinconcito en vez de salir a ver si hay más posibilidades ahí fuera. Y encima, también nos dicen que soñar y desear cosas está muy bien cuando eres joven, pero cuando tienes una edad ya tienes «que asentar la cabeza», tienes «que ser realista». 

Y luego me encuentro con gente que dejó de estudiar lo que quería porque esta otra carrera tenía más salidas y tiene (y tendrá siempre) una espinita clavada, gente que se conforma con un trabajo porque está la cosa muy difícil, gente que se agarra a lo primero que le dan porque él no es digno de merecer nada mejor, y, en definitiva, gente frustrada por todas partes. Gente que se compra una taza de Mr. Wonderful para consolarse.

Pues yo paso de ser así. Y me alegro de que Marina no tirase la toalla y sacase fuerzas (los que hemos tenido que sacar fuerzas para enfrentarnos a algo que nos impone mucho sabemos lo difícil que es) para asistir al casting y llegase a entrar a la academia de Operación Triunfo. Porque existe la posibilidad de que no gane, pero estoy segura de que ella se sentirá completamente satisfecha de haber formado parte de esta edición. Porque cuando luchas con todas tus fuerzas por aquello que quieres el éxito no es ganar, el éxito es la satisfacción personal que te proporciona el saber que has sido valiente.