Cuando era pequeña iba andando al colegio. Al principio con mi madre, después mi madre se hizo medio amiga de la madre de una niña un año mayor que yo e íbamos las cuatro juntas. Más adelante se turnaban e iba una sola con las dos y (mucho antes de lo que lo haríamos hoy en día) luego empezamos a ir las dos solas a las clases de la tarde (teníamos jornada partida).
A esa aventura de ir solas al cole, se nos unió una compañera de clase de mi amiga que vivía muy cerca del cole. Pasábamos por delante de su casa, así que al llegar a la altura de su casa inventábamos maneras de llamarla sin timbrar en su casa. Era un juego divertido. Recuerdo una vez que le pedimos que esperase cerca de la ventana y llevamos un espejo de mano para hacer destellos con el sol como señal…
El padre de aquella niña era conocido de mi hermano, pues su sobrino era amigo de él y solían quedar juntos para jugar al billar. Por alguna de esas quedadas y tardes de parque en que le tocó pringar conmigo a mi hermano, aquella niña y yo coincidimos un poquito más. Yo le tenía bastante cariño y, como de aquella tener un año más era casi ser un Dios, para mí era una fuente de sabiduría y aprendizaje…
Pero fuimos de las primeras generaciones de la ESO, por lo que a sus 12 años les perdí un poco la pista. Mi vecina fue al instituto al que iría yo un año después pero la otra niña se mudó a las afueras y fue a otro instituto, por lo que no la vi más.
Supe por amigas en común que se había vuelto una rebelde, que ahora fumaba, que suspendía bastante… Pero como su primo tampoco me supo decir mucho más que estaba con la adolescencia a tope, pues no sabría decir qué pasaba en realidad.
Pero una mañana, una chica que había ido con ella en clase en el cole, pero que había repetido y ahora venía conmigo, me pasó una notita a primera hora. “Tu eras amiga de N?” yo le dije que sí, pero que hacía mucho que no sabía de ella. Entonces me dijo “Se suicidó ayer”.
Yo tenía 13 años (ella uno más). Una cabeza de esas edad no puede asimilar una información así de una manera normal.
En el instituto al que íbamos ahora estábamos el 90% de los alumnos de aquel cole, pero era un instituto grande y había mucha gente que no la conocía.
Salí al recreo y las niñas de mi clase estaban en grupitos hablando “Dicen que estaba embarazada” “Pues a mí me dijeron que fumaba porros en clase” “Pues muy bien de la cabeza no podía estar…” Yo miraba a los lados sin saber qué buscaba. Entonces vi a mi vecina, la que había sido mi compañera de aventuras, con la que ya no tenía relación alguna. La vi llorar desesperada, vi a todas sus amigas del cole salir llorando de distintas aulas y juntarse todas en una esquina del pasillo. Ella me hizo una seña. Me acerqué y entonces entendí que aquello era real, que una niña como yo, una niña con la que había jugado mil veces al salir del cole, aquella niña dulce… SE había tirado por la ventana de aquel piso de las afueras a donde se habían ido sus padres para intentar alejarla del mal ambiente que había a su alrededor.
Mucho dolor, muchísimo dolor…No puedo describirlo de otra forma. Incomprensión total y dolor.
Fui con toda mi familia a su entierro. Su primo (ya muy amigo de la familia) me abrazaba sin saber muy bien si animarme a mí o si llorar él. Aquella escena, aquellos padres…
Han pasado más de 20 años y sigo sin ser capaz de recordar aquel día sin que se me mueva todo por dentro. Pero sobre esto no quiero contar mucho más, pues sería más morboso que otra cosa y lo que realmente os quiero contar es lo que vino años después.
A mis 16 me moví por muchos grupos y ambientes diferentes. No es una ciudad muy grande, por lo que todo el mundo se conoce de algo, pero en ese tiempo anduve con gente muy variopinta. Pues en cada grupo de amigos en que caía, había uno que decía ser su íntimo amigo, varios llegaron a jurar haber estado con ella el día anterior. Uno me contó que sabía de quien era el bebé, otro que no estaba embarazada, que en realidad estaba liada con él, otro me dijo haber sido su novio hasta poco antes y no poder lidiar con la culpa, otro me dijo que le había pedido porros el día anterior y que quería ir al cementerio a devolvérselos… Todos estos chicos eran algo más mayores que nosotras, todos ellos afirmaban tener un papel casi imprescindible en la vida de aquella niña y todos ellos contaban esa historia fingiendo emocionarse justo antes de intentar besarme a mí o a alguna de mis amigas.
En aquel momento me parecía todo muy extraño, me dolía mucho escuchar a quienes afirmaban haber leído la supuesta carta que solamente leyó la familia, cada uno contaba una historia distinta, pero muchos hablaban de la culpa de su familia…
Después de tanto tiempo he ido analizando todo aquello y, sabiendo como supe más tarde que muchos ni siquiera habían hablado con ella en su vida, que eran amigos de amigos y que usaban el dolor insoportable de unas adolescentes para intentar dar pena y enrollarse con ellas; empecé a intentar razonar todo lo ocurrido con la mente de adulta (y de madre) que tengo ahora.
Lo que sé a ciencia cierta es que faltaba a clase y que andaba en malas compañías. Todo lo demás lo pongo en duda (el embarazo, las drogas…). Cómo una familia no va a intentar corregir a una niña que no va a clase, que está haciendo cosas perjudiciales para su futuro, el juicio al que fueron sometidos a ojos de muchos adolescentes fue muy injusto. Sin embargo, la mayoría de las niñas de aquella época empatizábamos más con ellos… Ahora nos tocaba lidiar con ver aquellos ojos tristes y apagados que reflejaban el dolor que les traía vernos por la calle e imaginar cómo sería su hija entonces, cómo habíamos crecido nosotras y qué habrían hecho ellos mal para que aquella tragedia aconteciese.
La respuesta es sencilla: Nada. No habían hecho nada mal. La adolescencia es una etapa emocionalmente muy compleja, muy dura y, si las circunstancias y el entorno no propician la estabilidad, todo escapa al alcance de una familia por mucho que se empeñe en proteger y cuidar a sus criaturas.
Ojalá no tener que ver más miradas apagarse de ese modo. Os prometo que es algo que no se puede soportar. Al menos ahora se pone la salud metal sobre la mesa y podemos empezar a prevenir algunas circunstancias y ayudar a nuestros peques desde que lo necesitan y no desde que es socialmente aceptado.
Luna Purple.