Seguramente que todos al escuchar las palabras “educación sexual” se nos viene a la cabeza la típica charla que pudieron darte tus padres o en el colegio (esto ya con suerte) en la cual te hablaban del preservativo, de las enfermedades de trasmisión sexual, y ¡Para de contar!

Durante toda la vida nos hablaron de los peligros del sexo. El miedo a un embarazo no deseado, poder contraer cualquier tipo de enfermedad, de las cuales ¡incluso podías morir! Como era el caso del SIDA.

Pero ¿realmente nos hablaron alguna vez de sexo? Porque me parece muy bien explicar los riesgos que existen, que están ahí son reales y pasan, pero me parece muy peligroso reducir simplemente el sexo a eso, embarazos y enfermedades de trasmisión sexual.

Es cierto que existen más peligros de los que nunca nos hablaron, nadie te explicó por ejemplo el mecanismo del porno, por qué debías verlo o no y qué puntos eran importante que te creyeras y cuáles no.

Nadie nos habló de la importancia del deseo sexual y si me apuras, ni del consentimiento. Te dijeron que “dos personas cuando se quieren mucho se acuestan” y esta frase la he oído hasta la saciedad, ya sea para justificar las primeras relaciones sexuales (con penetración claro) como para explicar a un niño de donde vienen los bebés.

Nadie nos habló de qué era un orgasmo, de cómo era la masturbación, cómo funcionaba el cuerpo o el de la otra persona. Como mucho te explicaron en clase de biología el sistema reproductor, obviando partes tan importantes como el clítoris o si me permitís hasta de los genitales femeninos por fuera. Y volvemos una y otra vez al ciclo sin fin de sexo=reproducción.

Tendemos a pensar, que ahora, con las “nuevas tecnologías” el que no sabe es porque no quiere. Estas palabras las he escuchado yo de la boca de muchas personas al hablar de educación afectivo sexual.

Si si habéis leído bien AFECTIVO SEXUAL, porque parece que el sexo es algo primitivo, casi instintivo, que solo conlleva actos físicos. Nada más lejos de la realidad. Entender la sexualidad de esa forma ha sido muy útil a lo largo de los años para justificar cosas como la prostitución, los abusos o incluso las violaciones.

Todo contacto con otra persona tendrá implicaciones a nivel emocional, y esto es una realidad como una casa. Pero en vez de enseñarnos desde bien pequeños la importancia de las emociones o como gestionarlas, nos saltamos todo esto, y cuando llegamos a la adolescencia que es cuando todo hace pum! Lo único que consideran importante para explicarte es un “ponte un condón”.

 

Como sexóloga, me hace mucha gracia cuando la gente en general piensa que la educación sexual es algo solo de los adolescentes, que son ellos los que tienen relaciones de riesgo y los que no tienen ni idea. Y siento deciros que no solo ellos tienen problemas.

El nivel general, a cualquier edad, sobre aspectos relacionados con la sexualidad es nefasto. No conocemos la anatomía para empezar, desconocemos el funcionamiento de nuestros cuerpos, no sabemos diferenciar entre deseo y excitación, cuando existen problemas de algún tipo no sabemos a quién acudir, vivimos la sexualidad muchas veces con vergüenza y un largo etc.

Pero que pasa aquí ¿No vivimos en la era de la información? ¿Son solo los jóvenes los que tienen acceso a esta información y por tanto deberían saber de todo?

Estamos dejando en mano de estas tecnologías una función que no les corresponde en absoluto. Ya seamos padres y madres, familiares, amigos, profesores, médicos, enfermeros, etc. tenemos que empezar a tomar responsabilidades, informarnos bien y con un contenido de calidad y poder divulgarlo.

Saber que si seguimos dejando en manos del porno (que yo lo metería directamente en la categoría de ciencia ficción) la educación de esta sociedad, aprenderemos conductas machistas, centradas en el placer del hombre, donde se muestran abusos y malos tratos. Y como el ser humano aprende por imitación, creemos que eso es lo que tenemos que hacer y lo repetimos.

¡Ojo! No estoy diciendo que el porno debería dejar de existir (eso es imposible seamos muy realistas) pero hay que ponerlo en CONTEXTO y sobre todo complementarlo con mas información y de diferente forma. Entender que todo lo que vemos en el porno es en gran parte mentira y exagerado.

Empezar a dejar paso a otro tipo de contenido, donde la mujer deje de ser usada y maltratada. Entender que el porno representa una FANTASIA, que no tiene por qué ajustarse a todo el mundo, y que si tu como persona te excitas con esas prácticas (realmente cualquier práctica lo necesita) necesitas un consentimiento de la otra persona acompañada de deseo sexual por las dos partes.

El sexo debe dejar de ser tabú, es importante que en casa y en el colegio desde siempre se hable de sexualidad (adecuando los niveles de edad), que puedas preguntarle al médico, al ginecólogo sin pudor. Es importante que luchemos porque en los colegios se de educación AFECTIVO SEXUAL, para que tengamos relaciones de calidad, sanas y basadas en el respeto.

 

No dejemos en manos del porno nuestra educación sexual, que vaya mas allá del uso del preservativo. Ser curioso, investigar y conoceos mejor, os garantizo que esto os traerá mejores relaciones tanto emocionales como sexuales.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja

correo: [email protected] instagram: @aidavallesconsulta_