Voy a confesaros un secreto: soy adicta a las novelas románticas.

Ya después de esta confesión, entenderéis si os digo que todas las semanas, prácticamente, me acabo un libro. Las que, además, seáis estudiantes o estéis sin trabajo me entenderéis incluso más si os digo que ese “problemilla” con mi situación laboral me obliga a releer libros muchas veces, porque no siempre me puedo permitir comprarlos.

El otro día estaba releyendo uno de mis favoritos cuando me di cuenta de un pequeño y nada importante (para mí) detalle. Y es que la protagonista es una mujer gorda.

No lo digo yo, lo dice ella y, es más, gran parte del conflicto psicológico que tiene viene dado por su peso, que le ha provocado muchas inseguridades.

Visto eso, mi pregunta es: ¿por qué en la portada aparece una mujer con cuerpo de modelo standard?

 

Que sí, que quizás hace unos años vendía más, pero es que el porcentaje de población femenina con ese tipo de cuerpo es mínimo y seguimos comiéndonoslo con patatas incluso cuando se trata de representar a una mujer con sobrepeso y, encima, acomplejada por él.

¿Es que los ilustradores no se dan cuenta de lo que hacen? ¿O es que algunos editores les obligan a hacerlo?

Os diré con total sinceridad que no estoy familiarizada con el proceso de trabajo de los ilustradores y no sé si, antes de realizar una portada, les permiten leer el libro para poder representarlo fielmente o si simplemente les dan una serie de pautas que tienen que seguir. En ambos casos, creo que si el conflicto personal del personaje es su falta de autoestima debido a su peso, la mujer de la portada debería corresponderse con ello.

Es lo justo. ¿No os parece?

Y, cuando hablo de lo justo, me refiero no únicamente para las lectoras, sino también para la escritora.

La escritora se ha tirado meses planeando un libro, creando a los personajes y el mundo en el que viven, profundizando en sus sentimientos y en todos sus matices más que físicos, psicológicos y se merece que la representación visual de ese personaje, que en un libro suele presentarse únicamente en la portada, sea acorde a lo que ella ha creado.

Las lectoras, por otro lado, aprenden cómo es el personaje y, a medida que leen, se introducen en su vida y llegar a comprenderla. Esa es la magia que tienen los libros, que conectas con los protagonistas. Si la protagonista es de determinada manera y esa forma de ser es precisamente la que hace que las lectoras la aprecien, ¿Por qué cambiarla visión de ella en la portada? ¿Por qué hacer que deje de ser como es en realidad?

Para mí, este conflicto va más allá de si debemos quejarnos o no acerca de cómo todos los cuerpos deben verse representados (que, por supuesto, es algo que debemos exigir), sino que en este caso en concreto, creo que se trata un tema tan importante como es el respeto al autor del libro y a sus lectores.

Todos sabemos que muchas veces son las portadas las que hacen que los libros se vendan en mayor o menor cantidad. Pero si se va a vender un libro en base a eso,  que se venda como realmente es, mostrando lo que realmente representa.

 

Anne Sancar