Que levante la mano quien no ha pedido un perro alguna vez en su vida. No puedo veros, pero estoy segura de que hay más de una y más de dos.

Cuando somos niños, creo que es lo que más pedimos. Un compañero intrépido, un amigo fiel y, por qué no, un aliado en cualquier perrería (nunca mejor dicho). Sin embargo (y seguro que a muchas os sonará) mi madre siempre decía lo mismo: “un perro da muchas alegrías, pero también conlleva una gran responsabilidad”, como los superpoderes.

Con el paso del tiempo muchas cesaríais en vuestro intento, pero yo soy muy pesada. Y, con mis veintitrés años de vida y tras un año gris, espeso y tristísimo, llegó Cleo. Cleo, miembro de una camada enorme, vivía con su mamá en una cueva, y os puedo asegurar que no era precisamente un paraíso. Llegó a Madrid llena de bacterias y, a sus tan solo dos meses y medio de vida, ya ha probado eso de tomar una medicación durante un tiempo.

 

adopcion

@patrullacaninamadrid hace una labor inmensa por los peludos y gracias a ellos conocimos a Cleo

 

Cleo es guapísima, y no lo digo porque sea mía. Es guapa porque no hay dos como ella ya que no tiene ninguna raza y a la vez tiene dos. Ella es la mezcla preciosa de dos perros sin pedigrí ni postín alguno. Cuando la recogimos temblaba y yo, sin conocerla, ya la quería. Mi madre tenía razón, un perro es una gran alegría.

Sin embargo, Cleo llora por las noches y necesita acurrucarse. Tiende a confundir el mimo con el mordisco y, aunque finjas que estas enfadado (y digo fingir porque por mucho que la líe, le miro la carita y no soy capaz de enfadarme), ella sigue correteando, haciéndose pis por todos lados y mordiéndolo absolutamente todo. Por eso mi madre volvía a tener razón, un perro es una gran responsabilidad y un medidor de paciencia.

En estas fechas tan señaladas, regalar un perro puede ser un acto mágico e inolvidable. Pero los cachorros crecen, pasan crisis y necesitan mucho tiempo y, a diferencia de cualquier otro regalo, no se puede devolver. Por eso, en vez de regalar pensando en la sonrisa del momento, pensemos en la adopción (y recalco ADOPCIÓN) responsable y en que un perro es para toda la vida (la tuya y también la suya).

Actualmente, las protectoras están llenas de perros como Cleo que buscan amor, paciencia, tranquilidad y un hogar en el que sentirse libres (y no como en una cueva). Y sí, si estas dispuesto a aceptar la responsabilidad de entregar tu tiempo, te aseguro que no habrá mayor alegría. Pero sí lo que queremos es el elogio navideño de turno, regala un peluche, no una vida que lo espera absolutamente todo de tí.

Rocío Torronteras (@rocio_tor16)