El primer contacto que recuerdo haber tenido con el concepto de bisexualidad se remonta a los tiempos en los que veía El diario de Patricia en casa de mi abuela. Por aquel entonces yo sabía que había señoras a las que les gustaban las señoras y señores a quienes les gustaban otros señores, sin contar con la heterosexualidad de toda la vida y a la que estaba más que acostumbrada.

Sin embargo nadie me había hablado de que hubiese algo más allá: por eso, cuando salía alguna señora muy arrepentida porque había sido infiel a su novio con una chica, mi yo de siete añitos flipaba en colores, ¿cómo era posible ese suceso?

En mi cabeza, la única explicación posible era que la señora en cuestión se hubiera vuelto lesbiana por arte de magia, no podía ser que se sintiera atraída por hombres y mujeres a la vez, ¿no?

Llegó mi adolescencia, y con ella, la confusión y el sentimiento de que algo no andaba muy bien conmigo. Por aquel entonces ya había oído hablar de la bisexualidad como algo propio de gente viciosa o tan desesperada por echar un polvo que le daba igual que fuese con un hombre o con una mujer. Por eso no entendía cómo era posible que me sintiese atraída por diferentes personas sin importar su género: podía asumir que tal vez fuera lesbiana, pero, ¿bisexual, yo? ¡Imposible!

No fue hasta que empecé a leer por internet, a salir y a conocer a otras personas que por fin asumí que era bisexual y que no había nada de malo en ello, a pesar de que los novios que he tenido no es que hayan sido de mucha ayuda: he pasado por que me echen en cara que las personas bisexuales tenemos más probabilidades de ser infieles, por que me sexualicen, por que desconfíen de mí sin motivo ni razón. Pero sin duda, una de las cosas que peor me siguen sentando a día de hoy es que haya quien se atreva a negarme mi orientación sexual por el hecho de tener novio. ¿En serio, a estas alturas de la vida?

Sí, todas las parejas estables que he tenido han sido hombres, con mujeres únicamente he tenido rolletes puntuales de los que evidentemente no voy hablando a todo el mundo, ¿significa eso que me van a quitar mi carnet de bisexual?

Tras años de dudas, de hacerme reproches a mí misma y de no saber nombrar lo que me pasaba, resulta que si no cambio a mi novio por una novia o me lío con alguna señora delante de todo el mundo no soy lo suficientemente bisexual, aunque seguramente en ese caso habría quien me dijera: ¡Anda, pero si ahora eres lesbiana!

Y es que, tras toda una vida de ignorancia por falta de referentes, aún me caigo de culo cuando recuerdo el comentario que hizo mi madre cuando una prima suya se divorció de su marido y empezó a salir con una mujer: ‘’si es que Fulanita siempre ha sido lesbiana, nadie entiende cómo se casó, tuvo un hijo y estuvo 15 años casada con este hombre’’. ¡AH BUENO, DISCULPEN USTEDES!

Fue a mi a quien le tocó poner sobre el tablero que, no sé, igual la bisexualidad existe. Que resulta que tenía una tía bisexual y nadie me había dicho nada, y no sólo eso, sino que me encontraba con que a mí con 20 añitos me tocaba aguantar la misma mierda que a ella le ha tocado aguantar toda su vida con 50 años que tiene.

También están los comentarios acerca de que los bisexuales no existimos, así, por las buenas: según algunos personajes, las personas bisexuales somos heteros que queremos ir de modernas, homosexuales que nos ponemos una etiqueta más suave y menos agresiva y mi favorita, lesbianas que queremos seguir disponibles para el patriarcado.

Lo más doloroso de estos comentarios que niegan nuestra existencia es que a menudo vienen de círculos feministas y LGTB, círculos a los que en teoría pertenecemos y que deberían protegernos.

En definitiva, mi novio y yo somos bisexuales, existimos y demasiado nos ha costado conocer y asumir nuestra orientación sexual como para encima recibir insultos y reproches, y me duele ver que a día de hoy sigue habiendo adolescentes tan confusas como lo fui yo, porque lo que no se nombra no existe y porque no es justo que nuestra orientación sexual siga, en pleno 2023, sujeta al escrutinio público y a los repartos de carnets.

Con1Eme