Todas las personas tenemos ese lugar secreto donde lo hemos hecho, o ese lugar extraño, aquel que comentamos en voz alta pocas veces. Por vergüenza o por querer reservar la magia para una misma, lo que sea.

 

Hoy haremos revisión de los sitios más trombóticos que he oído oyendo a lo largo de mi vida. Repito: «No es mío, es de una amiga».

 

  • Aunque os parezca común, no lo es tanto: La Playa. Para empezar porque no todo el mundo tiene una playa cerca, siguiendo porque no es tan cómodo como parece (acabar con el coño lleno de tierra no es un sueño hecho realidad) y acabando por lo idílico que parece cuando lo imaginas y lo poco práctico que es en realidad. ¿En el agua? Pase. ¿En la arena? Acabas modo croqueta intentando clavar los pies para no escurrirte o coordinar mejor tus movimientos.

lugares extraños

  • Ahora tenemos también el opuesto: La montaña. Puede llegar a ser más bonito y romántico de lo que nos pensamos. Sobre todo si no hace ni mucho frío ni mucho calor. Es más íntimo y las probabilidades que aparezca alguien o te multen se minimizan exponencialmente. Lo podrán apreciar los que lo han hecho: la calma, el viento, las estrellas, y el ruido de los árboles. Siempre que no te emparanoies con que venga un animal, claro.

 

  • Otro lugar extraño por excelencia son los vestidores de tiendas o los lavabos de restaurantes. Si, si, sucede. Me cuesta llegar a entender el momento de calentón incontrolable que lleve a dos adultos a follar en estos sitios, pero sucede. ¿De verdad es tal la atracción que no llegáis ni a casa?

Ojalá mi vida sexual fuera así de apasionante. Y mi vergüenza tan invisible como los gérmenes que debe haber allí.

 

  • Un lugar extraño que no todas comprenderéis: La calle o los parques de la ciudad de noche. Pasa lo mismo que los anteriores. El baño de la discoteca te parece un puto asco, pero tampoco tienes una segunda opción viable. No lo justifico ni lo comparto, pero veo el proceso. Estas de fiesta, con un calentón del copón, conoces a alguien y tu casa queda lejos.

¿Solución? Un rincón o portal escondido o entre los arbustos de un parque.

 

  • Ahora viene lo bueno: Camas o sofás ajenos. Os pueden parecer viables a algunas, pero hay quien le supone verdadero pudor ponerse en situación así. Puede ser en casa de una colega, después de una fiesta con todo el grupo acabas ligando y te dejan su habitación o su sofá cuando todos se van. U otro clásico es la cama de tus/sus padres. Es que ni de coña vamos. ¿Qué falta de respeto es esa?

 

  • Otra que sucede a altas horas de la madrugada es en el transporte público. Dos personas pasadísimas de vueltas con las hormonas idas que aunque se planteen llegar a casa… No lo consiguen. Es incómodo encontrarte la situación, pero peor es vivirla y recordarlo a la mañana siguiente. Hay varios niveles: Esa paja tímida en el último asiento del autobús, ese polvo rápido escondida en el ascensor, y finalmente el sexo salvaje en pleno tren/metro en movimiento. No seas ninguna de las tres, es humillante.

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  • Otra opción muy interesante son los museos o estadios de deporte. Los segundos me pegan más por la emoción del momento y las ganas de celebrar, pero ¿los primeros? Imagino que debe haber algún tipo de fetiche extraño para llegar a excitarse (por ejemplo) con unos cuadros al óleo o unas estructuras de piedra. A no ser que sea un museo erótico, ahí todo tiene más sentido.

 

Luego están algunos más típicos, pero que tampoco todo el mundo ha conquistado: Una tienda de acampar, el coche, un jacuzzi o bañera de hidromasaje, el patio o balcón de tu casa, una cama elástica o de agua, todos los baños / camas que hayas estado de vacaciones, etc. Es difícil quedarse con uno o votar la mejor opción.

 

Pero dime, tú, ¿con cuál te quedas?

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