Como aquí los temas son variados y sois muy abiertas, os traigo un tema un tanto diferente.

Tengo un colega que ve espíritus, tal cual. ¿Inquietante? Yo es que no creo en esas cosas pero es mi colega y le quiero.

Él nos cuenta a mi amiga y a mí (las 3 best friends de siempre), las cosas que le pasan, lo que ve y algunas historias son geniales. 

Tiene una anécdota buenísima de un chico al que conoció en un bar, fueron a su casa con todo el calentón y se encontró al espíritu de la madre haciendo ganchillo. Él intentando concentrarse en follar con el maromo y la madre del chaval a lo suyo, tan tranquila.

El caso es que hace poco falleció la abuela de mi amiga. Yo estaba con ella y fuimos a casa de la madre. La madre de mi amiga estaba al teléfono, alterada, hablando de que uno de sus hermanos no podía asistir al funeral y que iban a hacerlo sin él. Al de un minuto apareció mi colega en la puerta para dar apoyo a la familia y según entró en la casa se puso más blanco que Iniesta, se sentó al lado de la madre y le dijo:

“La Puri (la abuela) dice que hasta que no estén todos sus hijos reunidos no se puede celebrar el funeral.”

Alucinamos. Nosotras no podíamos reaccionar, ¡cómo sabía lo del hermano que no podía venir! Pues eso, mi colega, que ve espíritus. Lo malo fue que la madre se enfadó en el momento y nos pidió que nos fuéramos. Más tarde, recapacitó y tuvieron que esperar al hijo que faltaba para hacer el funeral, al que asistimos y en el que nos tuvimos que sentar atrás del todo porque la madre no podía ni ver a mi amigo. Risas.

Aún así, yo sigo sin creer en esas cosas, me dan mal rollo. Sobre todo cuando, al cabo de una semana de fallecer mi gato, mi amigo no dejaba de mirarme a los pies y sonreír. Yo no entendía nada, aún no habíamos empezado con el tequila… Al de un rato lo noté eufórico y me lo dijo:

“Si pudieras ver lo que yo veo… Me alegro de que, aunque no creas en estas cosas, tengas a alguien que te proteja.”

Me confesó que, en ocasiones, veía al gato pulular a mi alrededor como siempre lo hacía y se quedaba dormido a mis pies.

Pues en ese momento alguna lagrimilla se me escapó, no lo niego, pero yo es que sigo sin creer. También os lo digo, desde ese momento, duermo más tranquila.

 

Anónimo