Hace unos días conocíamos la noticia de que Tinder pretende poner un control y limitar el uso de su app a aquellas personas con antecedentes penales. En principio esta opción solo estaría disponible para EE.UU pero parece ser que la intención es extenderlo al resto de países y ojo, al resto de aplicaciones para ligar: Meetic, Match, OurTime…

Con esta noticia tengo sentimientos encontrados. Por una parte me parece MARAVILLOSO que existan filtros en este tipo de apps. Porque nunca sabes donde puedes encontrarte un perturbado. En concreto lo que Tinder pretende no es que no puedas acceder si tienes antecedentes penales por una alcoholemia o por defraudar a Hacienda. No. La idea es que sea sólo en el caso de antecedentes de tipo sexual, lesiones… vamos, ya se entiende por donde van los tiros.

¿Qué ocurre? En este caso en España tendríamos un problema serio con otras leyes como protección de datos o el derecho a la libertad. Porque… ¿una persona que ha tenido un problema en una reyerta no merece una segunda oportunidad? En mi caso, yo como Alba os digo que a mi una persona que ha sido condenada por haber dado una paliza a su ex… para mi no merece nada, como tampoco creo que una persona que ha abusado sexualmente de alguien pueda reinsertarse y cambiar. Lo siento. Sin embargo, mi vena jurídica me dice que debo creer en la reinserción social y en la capacidad de cambio y aprendizaje.

Ahora bien, imaginemos el escenario. Quieres abrirte Tinder y te salta un mensajito de: CARGUE AQUÍ SU CERTIFICADO DE ANTECEDENTES PENALES. A ver… de primeras te va a echar para atrás porque todos nos ponemos como muy subiditos cuando nos piden cosas así. Es como cuando te para la Guardia Civil y tu no llevas absolutamente nada ni has hecho nada mal… pero te pones nerviosa igual joder.

Supongamos que es SUPERFÁCIL y gratuito tener tu certificado de antecedentes penales (JA JA JA JA) en el que vienen TODOS tus antecedentes (sean del tipo que sean) y lo subes a Tinder. En ese momento lo lógico sería que “alguien” analizase ese certificado (ahí hay otro problema: quién va a ver mis antecedentes) y diga “esta chica bien, la dejo entrar”. Y ya puedes acceder. Si nos piden esto, nos dejan el perfil en stand by varios días mientras alguien nos da el ok.. NO TENDRÍA TINDER NI EL TATO, porque somos unos fuguillas y odiamos la burocracia.

Ay… pero ¿al revés? Esta es la parte que a todos nos gusta. El saber que estás chateando con gente que no ha sido condenada. Que ojo, no olvidemos que el hecho de no tener antecedentes penales no significa que no pueda tenerlos en el futuro o que se sea buena persona. No mezclemos churras con merinas. Pero si que es cierto que da como una “calma aparente” de que si no ha hecho nada malo… no debería empezar ahora a hacerlo. Como ex usuaria de Tinder (porque encontré el amore, no por otra cosa) os diré que sí que es cierto que yo he ido a alguna cita cagada pensando… joder a ver qué me encuentro… a ver si no es un tarado y por costumbre, no quedas en tu casa si no en un sitio público, con más gente… por lo que pueda pasar.

 

¿Conclusión? Pues chica, como buena gallega: DEPENDE. Le veo lagunas al plan. Sí que es cierto que a mí no me importaría que me pidieran el certificado de antecedentes penales porque no tengo nada que ocultar… pero claro, si me lo pides, lo tengo que conseguir, adjuntártelo, dejarme en suspenso mientras lo analizáis… es que se me pasan las ganas de Tinder y de todo.

 

Y vosotras ¿qué pensáis?