No eres mi novia me dijiste con tus labios apoyados contra mi nuca y yo fingí una de esas sonrisas tan ensayadas que de sobra te sabías falsa.

Siempre me dejaste claro que no éramos nada. Dos piezas de puzzles diferentes, obligadas a encajar,  con los bordes rotos de tanto forzarlos.

Y aún así, estar contigo era como surfear la mejor jodida ola del verano y gritar, porque te cuesta creer que de verdad lo estés haciendo, que de verdad estés en la cima.

No fuimos nada y aún así lo fuimos todos.  Nos besamos como si nos jugásemos la vida en ello, nos arrancamos la piel a mordiscos, a arañazos y nos la reconstruimos a lengüetazos y gemidos.

Y joder, pudimos haber sido todo, pero acabamos siendo sólo miedo.

Y a veces juego a fantasear con otro tú y otra yo en alguna vida en la que supiésemos hacerlo bien. Quizás ahora estaríamos en la cama, yo en bragas con tu camiseta de superhéroes a modo de vestido y tú a pecho descubierto.

Y jugaría inconscientemente con los tirabuzones de tu pelo mientras tú repartes un par de besos sonoros en mi espalda y yo me río a carcajadas, porque te sé feliz.

Tendríamos un gato y quién sabe, puede que hasta te dejara usar mi colección de cds de música favoritos si me vuelves a mirar fijamente con los ojos negros entornados y me susurras al oído que todavía no me hago una idea de lo duro que puedes llegar a ser.

Pero tú y yo sabemos que todo eso no es cierto ni llegará a serlo nunca. Que a veces me cuesta recordar tus pequeños gestos, las facciones de tu cara…aunque me sigas doliendo en lo más profundo del alma. Que tú te vistes con otras pieles cada noche y que posiblemente tus labios ya ni siquiera sepan pronunciarme.

Y aún así, fuiste ese «casi algo» que dolió más que un ex.

ex

Instagram: @Pau_aranda21