104 agresiones sexuales en grupo registradas en España desde 2016, 34 en 2019, 62,5% de ellas consumadas. La manada de Pamplona. Catorce años la víctima de Manresa. Cuatro turistas agreden sexualmente a una mujer. Un chico irlandés violado por dos hombres. Y por último, tres ex futbolistas condenados por violar en grupo a una niña de 15 años.

Y lo más preocupante es que 1 de cada 4 agresores era menor de edad en el momento de intentarlo o ejecutarlo.

El caso de la Manada de Pamplona, que parecía un hecho aislado en una sociedad del siglo XXI perfectamente desarrollada en otros aspectos , demostró que los monstruos no actúan solos y que hay muchos dispuestos a hacer un gran daño.

Pero no centremos toda la preocupación en las agresiones sexuales en grupo, porque, aunque se les haya dado una mayor visibilidad, no son los únicos datos alarmantes. Las agresiones sexuales individuales, los abusos en el ámbito laboral, agresiones sexuales de personas conocidas (terribles casos de familiares), las que salen a la luz años después en el mundo del espectáculo- entre otro cualquiera- porque las  víctimas no se sintieron capaces de denunciar, la violación de una concursante en un programa de reality show y la gestión errónea del mismo… 

¿Qué estamos haciendo mal?

Y ahora os pregunto: ¿Oímos casos de canibalismo?¿Cual sería el juicio social?
Rechazo por todos sin duda, pongo la mano en el fuego y no me quemo. ¿ Y por qué ese hecho es antinatural? Si el abuso y agresión sexual ( y de cualquier tipo) se interiorizase como un acto inhumano y bajo ningún concepto aceptado, estos datos decrecerían.

Y es que, no importan nacionalidades, género de las víctimas, si efectivamente se consumó o si solo se intentó.  Todo puede apoyarse en datos cuantitativos. Dejemos de estar ciegos. Nadie está atacando a nadie que no merece ser atacado.

No juzgamos a ninguna persona ni en particular a los hombres. Juzgamos a  aquel psicópata que decidió por aquella mujer o niña que su vida ya no sería la misma, que tendría siempre miedo, que le convirtió en víctima y que parece que hasta tiene que pedir perdón por ello, que incluso se sintió con el derecho de quitarle la vida… 

Juzgamos duramente la educación y el desarrollo personal en un mundo del “yo ismo” en el que un “soy libre para lo que quiera” no se completa con un “ mi libertad acaba donde empieza la de los demás y la de los demás acaba donde empieza la mía”.

Y es que debemos enseñar y aprender que un no es un no de verdad, no un “no pero estaba borracha”, “ no pero fue sin intimidación”; no un ”estamos contigo pero que de aquí no salga” y un largo etc.

Hay que enseñar a todas las personas a respetar a las otras  en todos los  sentidos. Pero, en particular , a los hombres, que las mujeres no son cosas que se usan, destrozan y tiran.

Y para los meros espectadores de tales noticias, no es válida ninguna excusa. Ni empatía. Ni tolerancia. No es una lucha de mujeres contra hombres o de “feminazis” contra el resto.  

Porque todos deberíamos ir a una  en una sociedad en la que la educación tiende casi en exclusiva al éxito profesional olvidándose de implantar valores de empatía, tolerancia y respeto.  Donde no se toman medidas sociales adecuadas y ni siquiera la ley es una buena protectora y genera desconfianza. En este caso, en nuestro caso, solo queda la voz de las personas de la calle.

DAR VISIBILIDAD Y MOSTRAR QUE NO LO TOLERAMOS NO ES SUFICIENTE.

Porque un “ ay que pobre chica” , “ qué salvajes” ,“ojalá se pudran en la cárcel” o un “ yo te creo”   no es suficiente aunque sea necesario. Se necesitan medidas efectivas  desde todos los ámbitos y como está demostrado que no existen, lo único que queda son  las voces del verdadero desarrollo, del que deberíamos formar parte todos.