Tres reinas indies para darle caña al Kindle
Mi propuesta para gastar menos electricidad en pleno verano es que, en vez de darle caña a la bomba de frío, nos adentremos en la oscuridad más tenebrosa de la mano de tres grandes nombres de la literatura independiente española: Katy Molina, Alejandra de San Cristóbal y Pilar González que, con temáticas bien distintas, nos van a hacer temblar de la impresión (en papel o ebook)
Si te va lo macabro (espectros, pesadillas premonitorias y muchachas que atraviesan espejos) y aceptas córvido, como animal de compañía, este Kindle te encantará;
Dankworth: Hasta que la muerte nos una de Katy Molina conseguirá que añores tu mantita:
Un tipo con pocos (sin) escrúpulos realiza Lo execrable, en la Inglaterra Victoriana, para poner al diablo de su lado; es la premisa del drama gótico de Katy Molina y, por algún extraño motivo, algo que parece factible en el acervo popular.
Que las consecuencias de dicho pacto se convirtieran en maldición hereditaria (la familia es otra cosa) también encaja en los esquemas mentales de buena parte de la población (y del 99% de los lectores de novelas) del mundo.
Así que Kati se lo ha puesto fácil a sí misma para abandonar el género aparentemente ligero (la saga de las mujeres González toca techo en comedia paranormal muy nacional) para trenzar una historia de amor más allá de la vida, con espectros oscuros en una trama a tres tiempos.
«—A veces, para siempre es solo un segundo… le dijo el Sombrerero Loco a Alicia… Emily se dio la vuelta buscando al responsable de esa voz tenebrosa, pero no lo halló. No obstante, dio un respingo y el corazón se le aceleró sobremanera al observar a sus padres de pie delante de la mesa, uno al lado del otro mirándola fijamente y sin expresión alguna en el rostro».
Cuenta la leyenda que si, en una noche sin luna, te miras al espejo y repites tres veces el título de esta novela sin atragantarte, te convalidan el B2 de inglés.
Si, en tus sueños más febriles, Dan Brown tiene un hijo con Indiana Jones, sospechosamente parecido a Matt Bomer (le pasó a una amiga):
La sombra de La Gioconda de Alejandra de San Cristóbal es lectura de prescripción obligada:
Que La Mona Lisa es icono mundial debido a que fue objeto del robo del siglo (pasado) y posterior devolución (transcurridos dos años) no es la premisa de ninguna ficción: es verdad histórica.
Como los detalles del delito quedaron sin esclarecer (la posverdad no es nada nuevo) y lo que pasó con la obra maestra, en la clandestinidad, tiene visos de misterio eterno; Alejandra de San Cristóbal lo tiene fácil para echar a rodar una mascarada de ladrones y falsificadores en escenarios selectos donde nadie, ni nada, es lo que aparenta.
«Las bodas de Caná, La balsa de Medusa y La libertad guiando al pueblo observaban al resto de obras desde una altura ligeramente superior. No había sido casualidad que estas pinturas hubiesen sido las que más poderosamente habían llamado la atención de Víctor en cuanto pasó por delante de ellas. Todo en aquella falsa exposición estaba dispuesto para resaltar cuatro cuadros.
El antiguo Señor Sartre, se había esmerado en dejar un mensaje. ¿Pero cuál? Él lo averiguaría, porque si de algo estaba seguro, era de que aquello que trataban de decirle a gritos esas imágenes formaba parte de las pruebas que Sombra había mencionado en su carta. Si descifraba el mensaje, llegaría hasta La Gioconda».
Por último (no en orden de relevancia), si te mola el rollo sociedades secretas y reconoces que una buena lectura necesita su dosis de asesinato; ya deberías haber leído el Kindle:
Miradas de Humo, primera parte (autoconclusiva) de Silencios de niebla, de Pilar González Álvarez.
Que Sevilla es una ciudad de secretos fastuosos no es una premisa, es un hecho.
Las cosas como son: la autora lo tiene más fácil que la mayoría para que sus novelas destaquen. Así que, si te van las tradiciones herméticas, criptas y crímenes de origen recóndito; acompaña a Julia Soler mientras lidia uno (o dos, por ahora) de sus encarguitos envenados, cargando con una mochila curiosa de traumas y recursos:
«Ante ellos se abrió un espacio enorme, con varias escalinatas rocosas dispuestas en distintos ángulos y techos tan altos como el cielo, sostenidos por columnas dóricas que se abrían para formar un dibujo que asemejaba palmeras.
En cada columna se apoyaba un candil de luz azulada, como faros fijos dispersaban la luminosidad de modo uniforme y conferían al recinto aspecto de templo. Julia, detrás del guía, solo veía una parte; suficiente para que contemplara atónita aquella maravilla. Tuvo la sensación de estar en presencia de un lugar milenario y sagrado, donde el tiempo hubiese dejado de existir».
Dale caña al Kindle y olvídate del aire acondicionado con estas autoras.
Luego no dejes de opinar en Amazon para dejar constancia que tú ya las leíste recién publicadas en Kindle. Mejora tu verano y deja (buena) huella.
