Si uno de tus propósitos de año nuevo es aprender a comer sano, saca cuanto antes tiempo de tu agenda porque aprender sobre alimentación es un hobby que te puede llevar tanto tiempo como cualquier otro. Esto no va de googlear «dieta sana» y quedarte con lo primero que pillas, hay que leer e informarse constantemente. Yo decidí cambiar mis hábitos de alimentación hacia lo saludable y lo bueno para mí hace ya casi un año. y me hubiera encantado haber podido empezar por el principio. Por responderme a una sola pregunta: ¿Comes lo que necesitas?

Parece una pregunta muy sencilla, pero me voy a explicar mejor. Todos sabemos lo que deberíamos comer, ¿pero, realmente lo hacemos? ¿Realmente cumplimos con las cantidades que, según los científicos, nuestro cuerpo necesita para trabajar lo mejor posible?

Yo me encuentro ahora mismo en este punto. Después de cambiar hábitos, de eliminar alimentos, de incluir otros, de buscar las mejores recetas, de aprenderlo todo sobre los beneficios de los frutos secos, el brócoli y la quinoa… ¡resulta que me había olvidado de lo más básico! Hay que echarle al cuerpo la gasolina que necesita. Y es tan malo pasarse como quedarse corta. 

El principio básico de una buena alimentación es respetar la pirámide de alimentos. Pero cuidado aquí, que para elegir la adecuada hay que tener una mente, cuanto menos, crítica. Supongo que ya sabéis la cantidad de manipulación que hay en cuanto a la alimentación, pero ese es otro tema muy largo. Yo os voy a ahorrar el trabajo de perder días buscando la mejor y os propongo la del blog Lo que dice la ciencia para adelgazar.

Las pirámides nutricionales son perfectas para comprender, en un solo vistazo, lo que debería ser una alimentación ideal para un cuerpo sano. Toda esa comida que sale ahí es el mejor combustible para tu cuerpo. Pero hay que tener una cosa muy en cuenta… ¡las cantidades! De ahí mi pregunta: ¿comes lo que necesitas? O quizás debería ser mejor preguntar: ¿comes cuanto necesitas?

Para saber REALMENTE la respuesta a esta pregunta os propongo unas manualidades nutricionales. Solo necesitas dos sobres, un par de folios y un bolígrafo. Eso como mínimo, claro, que sé que muchos sois unos manitas y quizás podáis hacer algo mucho mejor que lo mío. Yo os cuento lo básico, la ornamentación corre por vuestra cuenta.

En uno de los sobres debes escribir «lo que tengo que comer», en el otro «lo que ya he comido». Corta el folio en muchas partes pequeñitas y escribe un alimento o grupo de alimentos por cada ración que se estipule en la pirámide nutricional. Como algunos alimentos vienen señalados por semana y otros por día, para no armarme un lío he utilizado la unidad «X raciones por semana» para saber cuántos papelitos tengo que hacer. Por ejemplo, si necesitamos de dos a cuatro raciones de verduras y hortalizas al día, esto quiere decir que, semanalmente, deberías haber comido entre catorce y veintiocho. Después, necesitarás 7-14 papelitos que pongan «huevo», 7-14 que pongan «aceite», 4 que pongan pescado, 1-3 que pongan legumbres… supongo que pillas el mecanismo. Te la tienes que jugar tú un poco para elegir las raciones, yo he usado también mis costumbres y mis gustos personales para decidirme. Por ejemplo, he puesto solo siete papelitos de huevos pero tres de queso.

Cuando ya tengas todos tus papelitos preparados, mételos en el sobre de «lo que tengo que comer». Tooooda esa cantidad de comida es la que tu cuerpo necesita en una semana normal. Parece muchísima. Tanta, que es probable que cuando acabes tu experimento, y la mayoría de los papelitos ya estén al final de la semana en el sobre de «lo que ya he comido», te des cuenta de que has comido menos de lo que necesitas, o que has abusado de un alimento y pasado totalmente de otro. Pero una vez que ya sabes eso, es mucho más fácil reorganizar tu alimentación.

Una manera fácil, divertida y muy reveladora para ser consciente de cómo es tu alimentación en realidad. Además, ayuda mucho a la hora de preparar menús, sobre todo cuando se va acabando la semana y ves que tus cuatro papelitos de pescado siguen intactos.