Demostrado: la evolución humana atrofia el cerebro y aumenta los niveles de tontuna en sangre. Sólo así se explica que las dietas detox tengan más seguidores que nunca.

No lo digo yo. Lo dice Jordi Luque en su último artículo para El comidista, el blog de comiditas y nutrición de El País. Me gusta aprovechar las oportunidades que me brinda la vida para volver a insistir e intentar de nuevo convencer al mundo de que el 99% de las dietas conocidas solo son una engañifa que sigue alimentando (nunca mejor dicho) el negocio de «estar sano y delgado». 

La salud es la nueva obsesión de los hombres y mujeres occidentales. Ya que el dinero y el amor no siempre aparecen cuando lo necesitamos, y eso nos tiene frustradísimos, sobre todo porque no paramos de ver en instagram que la gente es rica y tiene parejas perfectas, hemos aprendido (o nos han querido enseñar con mucho empeño) a hacer que nuestra autoestima dependa de lo mucho que nos cuidamos y de lo sanos que estamos, siempre que sano siga siendo sinónimo de fino como un alambre.

De ahí que en los últimos años la industria de la alimentación, en especial la referente a los productos dietéticos, haya evolucionado casi milagrosamente y haya inventado cientos de productos y cientos de trucos para tenernos entretenidos haciéndonos creer que por fin estamos en el camino correcto hacia la felicidad mientras ellos se embolsan los pocos euros que nos quedaban.

Muchos «atajos» para conseguir estar sano en el menor tiempo posible ya han sido desmontados desde un punto de vista científico, y ahora parece que es el turno de la caída del mito de las dietas detox: aquellas que sirven para purificarnos, pero no en plan «ascensión a los cielos» (a no ser que mueras haciendo una de estas dietas tan restrictivas), sino en plan «como me emborracho todos los viernes y algún sábado me endrogo una poquita, y ya que los días de diario llego a casa cansado y apestoso después de estar diez horas vendimiando y lo que más me apetece es darme un baño caliente de dos horas en leche de burra de Clinique, y no ponerme a cocinar como Dios manda para no acabar comiendo otra vez un bocadillo, voy a estar tres días al mes tomando zumo de pepino y así quedo en paz con Dios, con Mariló Montero, que recomienda mucho ella esto, y conmigo mismo».

En términos médicos y fisiológicos la palabra detox es un sinsentido. El cuerpo humano es un gran filtro que sintetiza y excreta las sustancias nocivas que entran en él. Si estás sano, tu cuerpo eliminará lo que no necesite. Pero a su ritmo, nada puede acelerar el proceso.

El gran mal del siglo XXI, terrorismo aparte, es esa sensación que tenemos la gran mayoría de creernos más listos que nadie. De hecho, nos creemos ya más listos que nosotros mismos, más listos que nuestro propio cuerpo, que lleva aprendiendo y mejorando durante milenios, y subestimamos por completo sus funciones porque hemos visto en una revista que Gwyneth Paltrow hace una dieta de batidos y está divina y seguro que no tiene ni pérdidas de orina.

Solo hay una única combinación ganadora para estar sano: sentirse bien con uno mismo, tener una alimentación equilibrada (es decir, en la que TODOS los alimentos naturales son consumidos en base a un equilibro, algo que no todo el mundo sabe cómo hacer pero, sin duda, es muy fácil de aprender), y hacer ejercicio regularmente. Pero no olvidemos que la salud nunca fue sinónimo de la talla 38, y que si lo que realmente queremos es estar delgados, adelante, cada persona es libre de hacer con su cuerpo lo que le venga en gana, pero no nos autoengañemos disfrazando de salud aquello que muchas veces nos la quita.

«Contra las dietas detox y los gurús magufos» – Jordi Luque

Amigas, esta es la única dieta verde del pepino que funciona:

A ver, a ver, a mover la colita, si no la mueves se te va a poner malita.
A ver, a ver, a mover la colita, si no la mueves se te va a poner malita.