Y el premio a la mejor impostora, es para…

 

Así me imagino que me premiarán algún día. Yo, vestida de gala como muy poquitas veces en mi vida, con taconazo, como menos veces todavía, levantándome de mi asiento en una sala llena de gente para ir a recoger mi premio a la impostora del año, mientras los demás aplauden.

Desde que tengo uso de razón, he amado las letras. Recuerdo el primer libro que leí, porque me marcó. Tanto me marcó que desde entonces, no solamente no pude dejar de leer, sino que además, comencé a escribir.

Y es que supongo que algunas personas tienen facilidad para expresarse hablando, o mediante la música, cantando, o quizás incluso bailando o cocinando. Debe haber miles de talentos y miles de formas en las que las personas encuentran su camino para conectar con el mundo, y el mío, lo tengo clarísimo, es la escritura.

De verdad, si me oyeseis hablar, haríais un facepalm porque es que aunque yo amo las palabras, eso del cara a cara no es lo mío, nunca lo ha sido, y sin embargo cuando me pongo a escribir, todo fluye como si siempre hubiese estado dentro de mí y fuese algo que me urgiese sacar, mostrar, parir.

escribir

Empecé escribiendo poemas, luego hice algún fanfic (sí, de esas historias en las que los protagonistas son tus artistas favoritos, no me juzguéis, que tenía unos trece años). Y luego ya me puse en serio y escribí una novela, con alguna que otra historia corta de por medio.

Como os digo, yo cuando escribo, soy feliz, tan feliz como cuando me siento en la arena de la playa a ver una puesta de sol. O como cuando me siento a comerme una pizza un viernes por la noche sabiendo que el sábado lo tengo libre por fin, o como cuando veo una película abrazada a la persona que más quiero. Así de feliz. Y yo creo que cuando una es feliz, algún efecto tiene en los demás porque todo el que me lee (incluso alguna editorial), dice que ese es el camino, que tengo un don. Por lo que me lancé a publicar aun a pesar de mis muchas inseguridades y de que, para mí, nunca nada está completo, siempre hay algo que mejorar. Pero es que me lo debía.

Aún así, no me lo creo. No me creo que sea lo suficientemente buena o sí, pero me da miedo que termine siendo que no; me da miedo emprender esa aventura, lanzarme con toda, poner todas mis ilusiones en ello… y que al final resulte que tampoco tengo nada especial para la escritura. Total, debe haber cientos, sino miles, a los que también les encante escribir, que tengan talento y más oportunidades que yo, así que sigo asomando la patita, pero no entro del todo al ruedo.

¿O y si sí que termino teniendo éxito, pero al final descubro que ha sido cosa del azar, o a saber, y que yo realmente no he nacido para ello, que no me llena? Porque eso sería muchísimo peor que tener todo el talento y no llegar a nada, ya que al menos mientras, yo soy feliz escribiendo y siempre me quedan los sueños por cumplir, pero si una vez cumplidos, resulta que tampoco eran para tanto, ¿qué me quedará?, ¿quién seré yo?, ¿cuál será mi muchosidad?

¿Habíais escuchado eso de “muchosidad? Se lo dice a Alicia su amigo el Sombrerero Loco, en Alicia en el País de las Maravillas, haciendo referencia a todo ese conjunto de cosas que nos hacen ser nosotros mismos, a nuestra esencia, a eso que se nos da especialmente bien y que nos diferencia de los demás. En el cuento, el sombrerero le aconseja a Alicia que no pierda su muchosidad, precisamente porque esta parecía haber perdido su intuición y el valor que la caracterizaban y que le eran necesarios para cumplir su misión. Para mí, mi forma de ser, el valor para ser yo e incluso mi intuición, están estrechamente ligados a escribir. No sé qué decir, mi cerebro funciona así. Entonces, es algo que no puedo arriesgarme a perder.

impostora

La impostora del año… No sé si algún día alguna de mis obras sea un best seller o si me terminen dando un premio por mi talento para la escritura, pero, cuando lo pienso, también cabe la posibilidad de que el de la impostora sí que me lo den.

Pero quizás no sea mi culpa que me esté sintiendo así, impostora; después de todo, durante siglos los hombres han ocupado los lugares más importantes en casi todas las áreas (al menos en lo que de cara al público se refiere, porque sabemos que tras bastidores siempre hubo grandes mujeres tanto en la ciencia como en las artes y en los deportes), por lo que aun cuando hoy día las cosas están cambiando y las mujeres tenemos muchas más oportunidades de ser reconocidas, puede que todavía nos cueste creérnoslo.

Hubo mujeres a lo largo de la historia que tuvieron de esconderse detrás de algún pseudónimo masculino para sacar a la luz sus propias obras literarias. Las hubo también quienes incluso tuvieron que llegar a disfrazarse de hombre para que su voz fuese escuchada, otras a las que jamás se les dio su merecido reconocimiento sino hasta después de muertas, a pesar de haber sido parte fundamental de importantes eventos y descubrimientos. Y otras tantas de las que seguramente nunca llegaremos a saber.

Con lo cual, hoy muchas de nosotras todavía nos sentimos raras en la piel de alguien que puede llegar a algo grande, y lo compensamos a veces trabajando de más o esforzándonos más que cualquiera.

Yo me esfuerzo más que cualquiera. Yo trabajo muy duro y aún así me sigue pareciendo que hay algo más que perfeccionar cuando estoy a punto de terminar. O escondo mi trabajo por no parecerme todo lo bueno que debería, o a veces, ni siquiera lo intento.

Pero es que esto es lo que soy, y seguramente hay ahí afuera muchas amigas que son también super talentosas en cosas sorprendentes. Y que por miedo al fracaso (a que les descubran tomando un lugar que no les corresponde), no se atreven. Y mientras, están privando al mundo de eso tan increíble para lo que han nacido.

 

Lady Sparrow