En la vida solo envidio a las personas que anuncian que se van a la cama, llegan y automáticamente se sumen en un sueño profundo y reparador de 7 u 8 horas. En mi caso, es lo opuesto: aunque esté cansada, mi mente barrunta todo tipo de escenarios y situaciones que me pueden mantener en vilo por horas.

Todo eso de la higiene del sueño ya me lo conozco: que si la cafeína, que si no andar en redes sociales a última hora, que si cenar poco… Ese es el manual básico, así que os traigo ideas menos corrientes por si estáis en mi equipo. Si alguien tiene otros truquitos, animo a compartir.

Lo que me ha funcionado

Han ido bien por temporadas. Funcionaban hasta que dejaron de hacerlo y hubo que variar.

1. Los pódcasts con sonidos repetitivos

Tipo lluvia en la ventana. Te concentras en ese ruido armonioso y persistente y, poco a poco, te adentras en un sueño profundo.

Hay programas gratuitos en la plataforma iVoox que escuchar sin miedo a que un anuncio a todo volumen te despierte cuando estabas ya en fase REM. No hay más que usar el buscador. Cuando cliques en el episodio, en la esquina superior derecha te aparecerá una rueda dentada, que es típico icono de configuración. Puedes programar un tiempo para que se apague solo.

2. Los audiolibros

Lo pones a velocidad 1x, incluso 0,9x. Si logras domar el caballo desbocado que es tu mente y concentrarte en el argumento, una narración pausada con una voz relajante hará el resto.

Recomiendo la app eBiblio, que es la la red de bibliotecas públicas. Es gratuita y tiene de todo, incluyendo revistas, libros y audiolibros de grandes autores/as de hoy y de todos los tiempos. Solo necesitarás ser socia de una biblioteca municipal, donde te darán las credenciales para entrar.

 

3. La meditación

Hay muchos ejercicios:

  • Concentrarte en la respiración.
  • Hacer un recorrido mental por cada parte del cuerpo, de los pies a la cabeza o al revés, para ir tomando conciencia plena de cada una.
  • El famoso “dejar la mente en blanco”, que no es muy popular ahora, pero a mí me funciona. Me concentro en la negrura y voy captando las abstracciones de mi mente. No son pensamientos, sino “protosueños” que voy siguiendo hasta llegar al sueño.

4. La siesta del obispo

Trabajar desde casa, como autónoma y con horario flexible tiene sus ventajas. Puedo retrasar la hora de levantarme o levantarme con sueño por no haber dormido mis horas, pero pegarme luego la siesta del obispo. Es decir, dormir un ratito antes de comer. Me funciona mejor que la siesta típica de después y me gusta disfrutarla como uno de los poquitos privilegios de mi vida profesional.

5. La terapia

La paz mental es un colchón mullido. Cuando una aprende a poner límites y a gestionar sus emociones, se va a la cama tranquila.

Lo que no

A lo mejor a ti sí, pero con estos otros métodos no tuve éxito.

1. Las infusiones “para dormir”

He comprado algunas que llevan un prometedor etiquetado “PARA DORMIR” que luego no se beben ni los gatos. Yo creo que ni un camión cisterna de tila o pasiflora infusionadas me harían lo más mínimo, al margen de tenerme toda la noche yendo al baño.

2. La rendición a la vida nocturna

Hubo un tiempo en que dije: “Pues ya está, me rindo, soy búho y no gallo”. Como tengo horario flexible, me dedicaba a trabajar de noche y dormir de día. Algunas veces incluso vi amanecer.

No lo recomiendo. Nos guste más o menos, el mundo está montado como está y se corre el riesgo de aislamiento social. Eso sin contar todos los efectos para el cuerpo ya estudiados que pueden tener los turnos de noche.

3. Los documentales

Un documental sobre el universo, con el móvil al mínimo de brillo y la típica narración lenta con voz profunda parece buena idea. Pero, por algún motivo, no me funciona.

4. Dormir sola

Esto ya es por coraje (como sinónimo de irritación, no de valentía). Ahí está el tío, durmiendo a pierna suelta al minuto de llegar a la cama, mientras yo he atravesado ya cuatro crisis existenciales por cosas que no han pasado. La terapia tarda en hacer efecto.

Solo durante olas de calor duermo sola para no abrasarme viva al acercarme a Novio. Y ya sabréis que no me refiero a ningún rollo “sexo-festivo”, sino a “la calor” literal que echan los hombres. Aparte de los peores días de verano, dormir sola no es la solución, menos aún en invierno.

5. No pensar en que tengo que dormir

No me sirve pensar que estoy descansando, que ya me dormiré y que, si echo un día con sueño, dormiré mejor al día siguiente. No es consuelo que me tranquilice tanto como para inducirme al sueño.

Esta es la vida de una insomne o de alguien que, simplemente, no tiene los ritmos circadianos de la mayoría. Probar hasta que algo ya no funciona y probar otra vez. Si eres de esas, te abrazo fuerte en la lejanía y espero que esto te haya sido de alguna utilidad.

Azahara Abril

(Instagram: @azaharaabrilrelatos)