Algunos son estrellas que se apagaron hace tiempo y otros están hasta en la sopa pero, ¿qué tienen en común los famosos de la foto aparte de la fama y el dinero? Todos padecen o han padecido depresión, una enfermedad que, al margen de lo que muchos creen, no depende de tu éxito ni de tu felicidad, pero que es capaz de arrebatártelo todo. El desencadenante puede ser no saber sobrellevar una ruptura, el huracán emocional del postparto o el estrés, pero también podemos encontrarnos con que no haya una causa concreta: «todo me iba bien hasta que de repente, sin entender por qué, estaba inmerso en un círculo vicioso de depresión y ansiedad del que no sabía cómo salir».
Todos hemos escuchado alguna vez que el dinero no da la felicidad y que los ricos también lloran pero muchas personas se muestran escépticas cuando un titular anuncia la depresión de un famoso. Algunos atribuyen la noticia a una llamada de atención por parte de la celebridad o a una rabieta propia de un niño de papá. Otros se preguntan cómo puede sufrir depresión una persona con éxito, dinero y ligues, alguien que lo tiene todo y que encima “se queja”. Yo, que no soy una experta en prensa rosa, siempre pienso lo mismo, ¿cómo puede una persona completamente ajena a los trastornos mentales tomarse la libertad de juzgar a alguien que padece alguno?
Lo primero que debes tener en cuenta cuándo vas a opinar sobre la depresión es que por mucho que estudies el tema y por muchas personas que conozcas que la hayan vivido en sus carnes, jamás la entenderás completamente. La mente humana es más compleja que los muebles de Ikea y cada persona es un mundo por lo que un trastorno mental, a pesar de seguir un patrón, afectará a cada uno de forma diferente. Algunas personas exteriorizan sus emociones y otras prefieren ponerse una máscara sonriente así que ahorrémonos la manida frase de «no parece deprimido, se le ve bastante feliz». La popularidad va de la mano de la guillotina mediática. Una simple foto con mala cara y ya te echan a los leones, por lo que muchos famosos prefieren mostrarse recelosos de su intimidad y crear una coraza.
El segundo dato a recordar es que la depresión puede ser más dolorosa que una pierna rota. Muchas personas subestiman los trastornos mentales comparándolos con las enfermedades físicas y dejando en segundo plano a la salud psicológica. Detectar un problema mental puede ser muy complicado, los marcadores y pruebas no son tan claros como los de las enfermedades físicas, por lo que los pacientes pueden pasarse meses sufriendo sin saber qué es lo que les pasa ni cómo solucionarlo. Tras recibir el diagnostico tienen que enfrentarse al estigma que rodea a los trastornos mentales mientras luchan para vencer a la enfermedad. Los mitos que rodean a la medicación, la etiqueta de loco por ir a un psiquiatra y/o psicólogo, y los consejos absurdos al estilo de «tú lo que tienes que hacer es salir más de fiesta y pensar menos» son el pan de cada día de alguien con depresión.
Por último, pero no menos importante, cabe señalar que la depresión no responde a la lógica. Puedes tenerlo todo y a la vez necesitar algo esencial, las ganas de disfrutarlo. En ocasiones es más sencillo comprender la depresión –y por lo tanto tratarla– al conocer las causas, como por ejemplo en el caso de la depresión postparto, el fallecimiento de un ser querido o una enfermedad terminal como el cáncer que da pie a un trastorno mental. En otras ocasiones el detonante no está claro, podría ser una predisposición genética, una mala reacción ante una situación negativa, un cambio en la química cerebral o, simplemente, un acontecimiento que a priori no es negativo pero que trastoca nuestra zona de confort. Lo que está claro es que el origen de la depresión es muy diverso y a menudo desconocido.
Cuando una persona famosa decide confesar sus problemas mentales no solo demuestra valentía y fuerza, sino que también actúa como un ejemplo para millones de personas que padecen enfermedades psicológicas en silencio desmitificando los conceptos erróneos y las odiosas etiquetas que rodean a la depresión, la ansiedad y la bipolaridad entre otros trastornos.