Ya sabéis lo que dicen, quien tiene una amiga tiene un tesoro. Pero también sabemos que no es oro todo lo que reluce, y en ocasiones, hay amistades que tienen fecha de caducidad. Por suerte para nosotras, hay amigas que lo son hasta el infinito y más allá, por eso, quería dedicar este post a aquellas amigas que sobreviven en esta loca vorágine a la que llamamos vida.

  • Las amigas de la infancia.

Aquellas que se pueden considerar prácticamente una hermana. Con las que has vivido miles de historias de tu infancia, adolescencia y vida adulta. A las que tus padres siempre mandan recuerdos, porque durante una época, pasaron a tener una hija más (Os juro que mi madre quiere a la mía como si lo fuera). Aquellas a las primeras que llamas para todo lo malo, porque sabes que te darán las dos manos para salir del pozo. Pero a las que llamas aún más para todo lo bueno, porque sabes que celebrarán tus éxitos como si fueran los suyos.

  • Las amigas de la universidad.

¿Quién es capaz de soportar 3, 4, 5 años de carrera sin ellas? Yo desde luego no. Sin ellas las mañanas en la cafetería no hubieran sido lo mismo. Las noches sin dormir en la biblioteca, las tardes enteras haciendo trabajos, los momentos de desesperación ante las presentaciones. Las fiestas universitarias, las tardes tumbadas en el césped viendo la vida pasar, las tardes jugando a las cartas. Han vivido contigo una de las épocas más importantes de tu vida, y eso une por los siglos de los siglos. Amén.

  • Las amigas de verano.

Puedes ser más de pueblo o de playa, pero en el lugar de veraneo siempre encontrarás una de estas. Puedes hablar muy poco o casi nada durante el año, pero es acercarse la semana del verano en la que coincidiréis,  y sólo necesitas enviar un mensaje. En menos de un pestañeo ya estáis organizando unos días a tope de power para darlo todo y poneros al día. Durante esos días, tú vuelves a ser una adolescente con ganas de vivir mil emociones. Y una amiga que sea capaz de eso, me parece too much, que queréis que os diga.

  • Las amigas del curro.

Las ves más que a tu familia y a tu churri. Estáis juntas más de 8 horas al día. Sobreviven contigo a la selva de la oficina y a las locuras de tus jefes. Te soportan en tus días buenos y malos. Conocen tu faceta de dulcinea y tu faceta de destroyer. ¿Cómo no vas a tenerlas en tu vida? ¿Cómo no vas a quererlas?. Os aseguro que yo he cambiado 3 veces de curro, y de todos ellos, me he llevado conmigo a gente excepcional. Sin ellas, las horas en la oficina se harían eternas y trabajar sería sólo eso, trabajar.

  • Las amigas por casualidad.

No sabes cuándo, ni dónde ni porqué, pero de pronto, aparecieron en tu vida para quedarse. Son esas que conoces por casualidad y con las que tienes una conexión brutal desde el primer momento. Yo lo llamo enamoramiento por conexión, y me parece una de las cosas más bonitas que te pueden pasar. En mi caso, fue en un viaje al otro lado del charco (Palabrita de que a día de hoy nos seguimos viendo y construyendo mil momentos para recordar).

 

¿Y vosotras? ¿Cuántas conserváis en vuestras vidas?