Casarse mola, en principio. Porque más allá de la parte bonita, de estar ñoños, de mirar detallitos (y estresarte organizando mesas), de recibir besos y abrazos de los que te quieren y se alegran por ti… tiene una parte que no es tan genial y que, tras comentarlo con varias personas, he descubierto que es bastante habitual.

A los 3-4 meses de anunciar que nos casábamos me dio un ataque de ansiedad brutal. Sin venir a cuento, saliendo del trabajo.

Si. Tengo clarísimo que me caso con quien quiero casarme. Porque así lo siento, porque me apetece. Pero ¿y si sale mal? Y manda narices que sea yo quien dice esto, cuando siempre soy la primera que dice “para algo está el divorcio”. Pero da vértigo. MUCHO.Que sí, que no deja de ser firmar un papel sin más, que sólo modifica tu estado civil y que no pasáis a ser un pack. Pero asusta. O al menos a mí me asustó muchísimo.

Así que ese día me hinché a llorar pensando que sería fruto de las hormonas, del estrés o de sabe Dios qué. No se lo conté a nadie, creyendo que tras “vaciar” llorando la ansiedad, el tema se había acabado. Error. Al cabo de unos días volví a tener otro ataque de ansiedad. De los gordos. Y fue entonces cuando entendí que tenía que echarlo fuera y hablarlo con alguien.

 

-Estoy agobiadísima y realmente no sé por qué. Porque claro que quiero casarme… pero me da pánico.

-Pues es normal Albiña…

-… ¿A ti también te ha pasado? ¿También te daba vértigo?

-Claro. No deja de ser un papel, un trámite y una celebración… pero vas a formar tu propia familia. Y le quitamos hierro como que es bonito y es guay… pero es una cosa seria. Si no fuera algo importante la gente se casaría sin pensar. ¿No crees?

 

Creedme que casarse es la cosa más caótica y divertida que he hecho jamás. Pero aún a día de hoy, a 3 meses de la boda, lo miro con respeto.

El acto en sí no deja de ser la firma de un papel. Un nuevo estado civil que puedes cambiarlo si no te gusta. Que no implica que tu vida cambie en absoluto. Y que si sale mal… nadie se ha muerto de amor y que carajo… en peores situaciones has estado. Pero asusta, como asustan todos los cambios.  Porque el miedo es eso que nos hace no ser inconscientes, que nos frena y nos dice: ey ¿estás segura? Y porque a veces hay que creer en las cosas que no podemos ver.

Y a veces no se está seguro y no pasa nada. Y haces las cosas con miedo, porque no tienes garantía de nada. Pero supongo que eso es vivir ¿no? Lanzarse a veces con los ojos a ciegas…