Cómo es esto del cuerpo humano ¿verdad?

Siempre me ha llamado la atención que la piel sea al mismo tiempo porosa e impermeable, por ejemplo.

Sí, bueno, nunca he estado muy bien de lo mío.

Pero estaréis de acuerdo conmigo en que no hay creaciones más perfectas y precisas que las de la naturaleza. Y el cuerpo humano es una de esas maravillas.

Hablando del cuerpo humano y de su perfección, ¿habéis visto alguna vez un parto? No me refiero a los vídeos domésticos en los que la acción se centra en la cara sudorosa y desencajada de la parturienta, eh. Estoy pensando en esos protagonizados por una vagina que, en tiempo récord, pasa de ser un conjunto apretado de pliegues, a la puerta de salida de un bebé de varios kilos. Y, lo mejor de todo, aunque le toma un período de tiempo bastante mayor, vuelve a ser la que era. Ameisin.

Ese proceso al que se ve sometido nuestro sufrido y amado chocho me provoca mucha curiosidad pues, aunque tengo dos hijos, mis peques vinieron al mundo por cesárea.

De modo que, como curiosa soy un rato, pero no he podido vivirlo en mis sensibles carnes, he preguntado aquí y allá y cinco mujeres me han contado cómo les quedó el chumi después del parto:

 

  1. Como si nada. ‘Tuve un parto superbueno, sin destrozos en los bajos ni nada parecido. Solo me pusieron un par de puntitos de los que no me enteraba. No tenía molestias al sentarme ni nada parecido. Lo único destacable es que durante un par de días sentía todo el rato que me hacía pis. Iba al baño constantemente porque creía que me lo hacía encima, pero la mitad de las veces no salía ni gota’.

  1. De culo. ‘Después del parto mi vagina parecía la misma de siempre, pero no puedo decir lo mismo de mi culo. Debido al esfuerzo me salieron unas hemorroides que me hacían ver las estrellas. No había problemas con la puerta delantera, pero la trasera… qué cosa más dolorosa. El niño tiene ya cuatro años, pero en el mueble del baño sigo teniendo un bote de Anso. Hay épocas mejores y otras peores, pero las hemorroides cabronas vinieron para quedarse’.

 

  1. Incontinencia. ‘Mi chumi, al menos en apariencia, quedó igual que antes de la experiencia. Pero me volví incontinente. Tenía que correr al baño en cuanto notaba las mínimas ganas o se me escapaba. Y no lograba contenerme cuando estornudaba o me reía mucho. Bolas chinas, fisio de suelo pélvico unas semanas y solucionado. Afortunadamente’.

 

  1. Episiotomía problemática. ‘Me practicaron una episiotomía que desencadenó una serie de catastróficas consecuencias que mejor no detallo demasiado… Infección, molestias, dolor. Creo que hubiera preferido una cesárea, la verdad. Pasé meses recuperándome, necesité mucha terapia de suelo pélvico y grandes dosis de paciencia’.

  1. Creía que bien, pero… ‘Yo estaba muy contenta porque me recuperé muy bien de los ocho puntos que me pusieron y no me ocasionaron grandes molestias ni malestar. Lo malo llegó cuando quisimos retomar las relaciones sexuales. Sentía como si tuviese espinas dentro, el sexo se volvió un horror. Me daba vergüenza hablar de ello, me sentía un bicho raro porque nunca había oído que eso pudiera pasar. Al final reuní el valor para comentarlo con el médico y me mandó a fisioterapia. Por lo visto era una contractura debida al gran esfuerzo del parto. En unas pocas sesiones mejoré muchísimo y con unas cuantas más conseguí recuperarme del todo y volver a disfrutar de la penetración.

 

No me ha sido fácil obtener respuestas detalladas, por lo que me he dado cuenta de que todavía existe cierto oscurantismo en torno a la vagina y todo aquello que le pueda suceder.

Qué lástima ¿no? Todo parece más extraño y complicado cuando lo vivimos desde el desconocimiento y las sombras.

 

Foto de portada de Cliff Booth en Pexels