Sabes que lo tienes que hacer, más que de sobra. Te dedicas a preguntar a amigas, a ti misma y en foros de internet. ‘Sé que le tengo que dejar, pero…’ Y buscas excusas y más excusas y más excusas. Si las que te leemos estamos hasta el higo de que cuentes la misma historia una y otra vez, no quiero imaginarme cómo estarás tú de harta.

Lo leo en el foro de WLS casi a diario, muchísimas mujeres que tienen que dejar a su pareja y en lugar de tomar la decisión y seguir adelante con ella buscan justificaciones absurdas para no dar el paso y yo no entiendo el por qué.

Déjale de una vez, pesada. Que sí, que la decisión es difícil de tomar y llevarla a cabo aún más, pero una vez que empiezas no hay marcha atrás y cuando has terminado… Joder, cuando has terminado te sientes mejor que cuando aprobaste el carné del coche, colega.

Nosotras somos seres humanos con dos dedos de frente, por eso afrontamos estas situaciones con entereza, madurez y empatía emocional. Intentamos no dar vueltas, no escudarnos en conversaciones de WhatsApp y no nos esperamos a ir poco a poco provocando situaciones incómodas para que al final nos pregunten el famoso ‘¿Qué nos pasa?’ Aquí jugamos limpio, porque nos encanta dar ejemplo y tratamos a las personas como nos gustaría que nos trataran a nosotras.

‘Tenemos que hablar’ y te sientas y hablas. Expresas lo que sientes, lo que no sientes y lo que te hubiera gustado sentir. Hablas de ti, de la otra personas y del conjunto de los dos. Expones todo lo que tienes por dentro, sin dejar ni gota, siempre siendo consciente del ser humano que tenemos delante, porque como estamos cansadas de decir ‘sinceridad sin empatía es crueldad’.

Además, me apuesto la vida a que esa personita te ha aportado mil cosas buenas, bonitas y necesarias, por eso has tardado tanto en tomar la decisión y si no ha sido así, pues mira, bendito sea el momento en el que has entrado a leer este post porque quiere decir que por fin te estás dando cuenta de algo. Dilo también, lo bonito, quiero decir. Si habéis estado juntos quiere decir que os habéis querido, que os habéis aportado cosas maravillosas y eso es precioso. Es de bien nacido ser agradecido, como me dice mi señora abuela.

No hay fórmula mágica, no hay manera de hacerlo menos doloroso, no hay necesidad de dejar pasar el tiempo a expensas de sentirte preparada por fin porque, ¡sorpresa! nunca lo vas a estar. Los momentos previos a LA CONVERSACIÓN son horribles, te va el corazón a mil por hora y se te ocurren mil razones por las que no hacerlo, pero justo en el instante en el que empiezas a hablar, en el que te relajas y dejas salir todo lo que hay dentro, no hay quién te pare. Todo se hace fácil, sencillo y necesario.

Si tenéis complicidad, conexión y una relación basada en la buena comunicación, todo se va a hacer bien, él te va a entender, de verdad que sí. Y si no es así, querida, más razones y motivos para acabar de una vez por todas.

Hay mil razones por las que terminar una relación y otras tantas para saber que aún merece la pena seguir apostando por ella, pero en el fondo de nuestro corazón sabemos perfectamente cuando la cosa no da para más. Escúchate, entiéndete y respétate. No te obligues a vivir algo que no quieres, al final la única que sale perdiendo eres tú misma.