Cuando rompes con tu pareja, todo son hombros en los que llorar. En cambio, cuando lo haces con una amiga, cuesta más encontrar esa empatía que tanto necesitas en ese momento.
Pues verás: en estas líneas vas a encontrar mucha comprensión, porque yo, como tú, también he pasado por este duro trance y sé lo mucho que duele.
Lo que vas a leer no está escrito ni por una psicóloga ni por una voz especializada en la materia. Simplemente es mi propia guía personal, mezcla de la experiencia y la lectura que he ido recabando en mi anhelo de sentirme bien con esta situación.
- Olvida el rencor. ¡Olvídalo ya! Reconoce qué parte de responsabilidad tienes tú en lo que a la ruptura se refiere. Según mi vivencia, este tipo de situaciones no vienen de la nada. Reconocer qué acciones propias y ajenas han contribuido a este distanciamiento ayudan a comprender la situación y a aliviar el resentimiento acumulado.
- Fuera la culpa. En mi caso, al tomar yo la decisión, me he sentido invadida por la culpa gran parte del tiempo. Finalmente, comprendes que en la vida hay gente que se queda para siempre y otra que no. Libérate de esa carga de conciencia y entiende que alejarse de una amistad que se ha convertido en tóxica deja espacio para nuevas experiencias, nuevas personas y nuevas vivencias.
- Invierte en ti. No hagas cómo los que encadenan una relación con otra. En este caso, la expresión:” un clavo saca otro clavo” no funciona. Una amistad no es substituible por otra. Es obvio que la pérdida de esa amiga ha dejado un vacío en ti. No lo intentes llenar con otra. Lo mejor que puedes hacer es inundar ese espacio de momentos de calidad contigo misma y reflexión.
- Valida tus emociones. Es normal que la eches de menos. Siente la pérdida y vive el duelo. Es un proceso natural que no te tiene que dar vergüenza vivir. Si necesitas llorar, llora. Si necesitas hablar, habla. Y si necesitas ayuda, pídela.
- Cuida tu círculo de confianza. Durante este proceso es muy común sentirse solo y triste. Rodéate de “esa” gente. En mi caso, solo me ha apetecido rodearme de mi más estricto círculo de confianza. Esas personas con las que puedes ser una misma y te sientes protegida. Ya verás que, cuando tengas más curada la herida, podrás ir ampliándolo.
- Sé neutral. ¿A qué teníais amistades en común? Mantente neutral con ellas. Si necesitas gritar, hazlo, pero con el círculo de confianza, nunca con las amistades compartidas. No pongas en el compromiso a los demás de tomar partido. De esta manera, si coincidís, no será incómodo para ninguna de ellas.
- Sé consciente de por qué tomaste esta decisión. Hacerlo no fue fruto de un arrebato. Cuando lleguen momentos de flaqueza, que los habrá, no seas impulsiva y antes de hacer nada ordena bien tus pensamientos.
Dicen que renuevas tus amistades cada siete años. Yo no soy muy de creer en eso. De lo que si estoy completamente convencida es de que maduras, te vuelves mucho más exigente con tus compañías, y haces de la frase: “mejor calidad que cantidad” tu lema vital. Y eso está bien.
Abraza esta situación como lo que en realidad es, un cambio. Y cómo dijo el escritor Eckhart Tolle (El Poder del Ahora):
“Algunos cambios parecen negativos en la superficie, pero te darás cuenta de que se está creando espacio en tu vida para que algo nuevo emerja”.