Cosas que no me gustan de ser madre (Parte 2)

 

EL POSPARTO

 

Odio llorar. 

Y este sería un punto y final de no ser por mil cosas que quiero puntualizar.

 

Odio el dolor físico. Los brazos amoratados de sondas eternas. Los entuertos y sus muertos. El primer pipí. La primera caca. El micralax. La almorrana. La palidez. Las ojeras. Las grietas. La comida de hospital. El olor a hospital. El hospital.

Las compresas. 

Odio pensar en la imagen de mi higo en ese momento.

Odio que vengan a apretar mi dañada barriga para ver si todo está en orden. La sensación de que alguien invada la que hasta ayer era un hogar.

Odio estar lejos de mi primera hija que espera en casa.

Al llegar a ella, odio no saber hacerlo bien. 

Desatender a mi hija, dejarla en segundo plano, chillarle por estar 

agotada-asustada-hormonada.

Odio no abrazarla más. 

Odio recoger los mismos juguetes una y otra vez. Vivir en el día de la marmota. Que el día pase tan rápido y las noches tan lentas. No saber disfrutar sin dormir.

NO DORMIR. 

NO DESCANSAR. 

 

Atrancarme al hablar por el cansancio. No recordar a qué vengo a la cocina. Las lavadoras interminables con ropa del parque, con ropa cagada, con ropa vomitada, con pijamas agrios de leche.

No poder doblar la ropa. Jamás colocarla. No recordar cuando me lavé el pelo por última vez. 

Odio escuchar llantos desconsolados.  No poder calmarlos. No saber calmarlos. 

Odio no saber.

Odio las largas tardes de invierno. Odio el dolor de mis tetas. Mis ojeras. Mi barriga. Mis heridas internas. Llorar en mitad de la noche. Ver pasar las horas. Ver pasar los días. Ver pasar la vida.

 

Odio la regla temprana #HIJADELAGRANPUTA

 

Y de repente,

Silencio. 

Un cotizado silencio.

 

Y mi Candela me coge la cara con sus manos para decirme 

‘Ay mamá, ¡cuánto te quiero!’

Mientras mi Arturo mama de su teti, lo miro, y se le escurre la teta de su boca para dedicarme una sonrisa.

 

Y el amor se abre paso.

 

LADY APEGO