Con una niña de 4 años y un trasto de 2, la vida sexual de la pareja se resiente. Las que estéis en casos parecidos me entenderéis. Y mi marido y yo que antes éramos de casquete diario pasamos poco a poco a casquete semanal, y sin darnos cuenta nos convertimos en una de esas parejas que echan uno al mes, CON SUERTE.

Lo cierto es que los dos echamos de menos nuestros momentos de pasión, así que tras una charla prometimos sorprendernos el uno al otro con juguetitos

Entre otras cosas le pillé a mi marido una huevera. A ver que me explico. Ya habíamos usado alguna vez los famosos huevitos para pajas y le habían encantado, así que esta vez pillé una huevera entera (es que da risa pero real que parece la que compras en Mercadona).

Cuando se los di le fliparon y quedamos pendientes de usarlo en cuando los peques nos dieran un poco de tregua, así que mientras los guardé en un cajón de la cómoda de la habitación.

Ya os estaréis imaginando por donde va la cosa…

Un par de días más tarde estoy recogiendo la ropa, el pequeño está durmiendo la siesta y la niña está sospechosamente callada en el salón. Nunca duerme así la sedes, así que me acerqué a mirar qué tramaba y la vi hablando sola jugando con su cocinita de madera. Mírala que mona.

Me ve y me dice:

  • Mami, ¿quieres que te cocine algo? ¡Hoy tengo huevos!

Y con una sonrisa de oreja a oreja me enseña la huevera y lo que es peor, su gran trofeo. Le ha quitado el plástico a uno de los huevos, ha conseguido abrirlo y tiene la silicona que viene dentro lista para servir en un platito.

Me dio tal ataque de risa que la pobre no entendía nada. Bendita ingenuidad, obvio aquella huevera tenía más pinta de comestible que de chisme para pajas, ¡cómo iba a enfadarme ante semejante situación!

Me senté en el sofá limpiándome las lágrimas de la risa y le dije que ‘claro cariño, acompaña ese huevo con unas patatitas fritas’.

Porque no sé si los dichosos huevos animarán mi vida sexual, pero desde luego un buen rato ya me han hecho pasar.

 

Zarzuela

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