MI HIJA SE HA ESCAPADO DE CASA

 

¿A vosotras os han hablado de la aDOSlescencia? ¿de los terribles dos? A mi no, debí de perderme esa clase o algo.

Yo pensé que, una vez pasada la etapa bebé, todo sería coser y cantar hasta que se convirtieran en pequeños adolescentes insoportables y capullos.

Error. Por lo visto, tienen una fase alrededor de los dos años en los que se convierten en pequeños enviados de Satán.

Mi hija, ha decidido entrar a ella por la puerta grande. 

El otro día se escapó de casa.

Hace algún tiempo empezó con las rabietas típicas de la edad: se tira al suelo y patalea cuando no consigue lo que quiere, o se va al primer rincón que encuentra y con las manos en la cabeza se pone a llorar. Me ha salido melodramática la enana, que le vamos a hacer. Se la ignora y en unos segundos se le pasa.

Sin embargo, nada me había preparado para lo que pasó hace un par de semanas.

Ya no recuerdo donde fuimos, pero nos pasó al volver a casa.

Llegué, aparqué el coche en la puerta de casa, y me dispuse a sacar a los enanos del coche.

Saqué a la chica, la metí a casa, cerré la puerta y fui a sacar al chico. Antes de que me odiéis, no se quedó nadie solo. Mi marido estaba trabajando en casa,  y el coche lo aparco en el jardín delantero, nadie se queda solo nunca.

Saqué al chico, me di la vuelta y ¡Pum! Me encuentro la puerta de casa abierta. Lo primero que pensé fue que igual no la había cerrado bien. Entré en casa y me puse a llamar a mi hija y a mi marido a gritos.

Al no aparecer, me fui desesperada a la calle. Nada más salir del jardín me llamó una chica “perdona, creo que aquí hay alguien que te pertenece”.

Resulta que, en el medio minuto que me costó sacar al chico del coche, mi mocosa, que no tiene ni dos años, consiguió abrir la puerta de casa, salir, atravesar el jardín y llegar hasta la calle. Vamos a ver enana, ayer no sabías ni gatear, y, ¿ahora de repente hasta sabes abrir puertas?

Menos mal que una chica que iba corriendo la vio, me vio a mi y se quedó vigilándola para que no le pasara nada. No se atrevió a cogerla porque hay padres a los que no les gusta que los desconocidos toquen a sus hijos. Pero si estuvo evitando que se saliera a la carretera.

Ahora que han pasado un par de semanas, me hace hasta gracia, y por eso he decidido contároslo.

De momento, hemos puesto un cerrojo a la puerta, fuera de su alcance.

¡Pero no puedo esperar a la próxima picia que me hagan los enanos!

Andrea.