UN RUSO, UNA PUERTA ABIERTA Y UNA AUSENCIA DE VODKA

 

Ha llovido un poco desde que me ocurrió esta historia, pero la sigo recordando como si hubiese sido ayer. Corría el año 2008, verano, otro país y un corazón roto por una ex pareja. Entonces mi estabilidad sentimental era como una montaña rusa, con muchas subidas y no pocas bajadas.

Me encontraba con unas amigas a las cuales había conocido el año anterior en un viaje a Malta. Congeniamos tan bien que decidimos irnos de viaje al año siguiente, esta vez Brighton, Inglaterra. Nos alojábamos en un apartamento que se encontraba en el piso más alto de una residencia de estudiantes de verano. Sí, era algo extraño y la verdad es que la puerta de nuestro apartamento nunca fue del todo bien.

Mis amigas y yo nos fuimos a cenar a casa de unos chicos y llevábamos unas copas encima. Decidimos volver al apartamento y, para nuestra sorpresa, nos encontramos la puerta abierta de par en par. Pero no solo nos encontramos esa sorpresa, si no que la que había dentro era mejor…Un maromo sentado en una silla y recostado en la mesa del comedor, durmiendo.

No sé si por el pedo que llevábamos o por lo bueno que estaba el chico en cuestión, no nos asustamos. Al contrario, nos entró una risa tonta, le despertamos y le preguntamos qué hacía en nuestra casa. El pobre chico se avergonzó y entre disculpas nos explicó que estaba con un amigo que salía con una chica alojada en la residencia de debajo de nuestro apartamento. Que el amigo se había metido a la habitación de la chica y que él no sabía muy bien que hacer, vio la puerta abierta de nuestro apartamento y se metió a descansar.

Lo lógico ahora sería decir que el chaval se volvió a disculpar, se marchó y nosotras nos metimos a la habitación, pero, ¡no! A la habitación nos metimos, pero con él… Como lo leéis, ya os había dicho que el chico estaba de buen ver, y la amiga con la que compartía la habitación y yo teníamos ganas de mambo así que le propusimos que durmiera con nosotras en lugar de en esa mesa tan incómoda, y él no se lo pensó. A los 5 minutos estábamos mi amiga, un ruso de metro noventa y yo metidos en la misma cama y dándonos mucho amor.

Nunca antes había hecho un trío y mucho menos había pensado en hacerlo con una amiga, pero la oportunidad nos vino así y no queríamos desaprovecharla. Mientras una le besaba en la boca, la otra le besaba por debajo, guiño, guiño…. Y la verdad, fue una experiencia grata y excitante.

¿Fue todo de color de rosa? Pues ciertamente, no. Al ruso le vino grande estar con dos mujeres y de los nervios y la presión el tema no le funcionaba del todo, achacando su “problema” a la ausencia de vodka en nuestro apartamento.

No hubo culminación por parte de ninguno, pero sí un buen rato y una experiencia divertida. ¿Quién ganó en ella? Sin duda nuestro maromo, que de tener pensado pasar la noche sentado en una silla y apoyado en una mesa, pasó a dormir calentito en una cama entre dos mujeres muy atrevidas.

 

Marieta

 

Envía tus movidas a [email protected]